Si liberamos la mente de esa conciencia del ‘yo’ descubriendo los valores correctos del medio, valores que nadie puede decirnos cuáles son, entonces conoceremos por nosotros mismos esa realización plena que es la verdad, que es Dios, o el nombre que quieran darle (13).
Si desean comprender la belleza de la vida, con su movimiento profundo y su felicidad, entonces la mente y el corazón tienen que darse cuenta de esos valores y obstáculos que impiden la realización plena en la acción. Es la limitación, es el egoísmo lo que impide el discernimiento, lo que causa dolor y hace que no pueda haber plenitud de realización (13).
Mediante su propio esfuerzo, la mente debe desenmarañarse de la red de los valores falsos que le han impuesto la sociedad y la religión. Entonces hay realización plena y verdadera, en la cual no existen los problemas (13).