Desafortunadamente, la inmensa mayoría apenas si tiene una oportunidad para la expresión individual. Podemos pensar que actuamos de manera voluntaria, libre; pero, lamentablemente, sólo somos máquinas que funcionan en una rutina determinada bajo la compulsión de las circunstancias y del medio. ¿Cómo puede haber, entonces, plenitud de realización individual, que es la forma más elevada de inteligencia? Lo que llamamos expresión individual, en el caso de la inmensa mayoría de la gente, es nada más que una reacción que contiene muy poca inteligencia. Pero hay una clase diferente de individualidad, que es la unicidad, resultado de la acción voluntaria y comprensiva. Es decir, si uno comprende el medio y actúa con el discernimiento de la inteligencia, entonces existe la verdadera individualidad. Esta unicidad no es separativa, porque es la inteligencia misma. La inteligencia es sola, única. Pero si usted actúa tan sólo bajo la compulsión de las circunstancias, entonces, aunque pueda pensar que es un individuo, sus acciones son nada más que una reacción en la que no hay verdadera inteligencia. A causa de que el individuo actual es meramente una reacción en la que no puede haber inteligencia, lo que hay es caos en el mundo, donde cada individuo está buscando su propia seguridad y su irreflexiva realización personal (13).
Sólo puede haber ‘unitotalidad’ cuando no hay influencia [no hay condicionamiento, la mente es madura, inteligente]. La ‘unitotalidad’ es acción que no resulta de una reacción [producto del pensamiento condicionado], que no es la respuesta a un reto o a un estímulo. La soledad es un problema de aislamiento, y el aislamiento lo buscamos en toda nuestra vida de relación. Ello es la esencia misma del ‘yo’; ‘mi’ trabajo, ‘mi’ naturaleza, ‘mi’ deber, ‘mi’ propiedad, ‘mis’ relaciones. El proceso mismo de pensar, que es el resultado de todos los pensamientos e influencias del hombre, conduce al aislamiento. Comprender la soledad no es un acto burgués; no podéis comprenderla mientras en vosotros exista la pena de esa insuficiencia no descubierta que viene con la vacuidad, con la frustración. La ‘unitotalidad’ no es aislamiento, no es lo opuesto de la soledad, es un estado del ser en el que no existe ninguna experiencia ni conocimiento (50).
Si examinamos al individuo con atención, veremos que no hay realmente ninguna individualidad, no hay ninguna ‘unicidad’. Después de todo, por individualidad entendemos la cualidad de ‘unicidad’, la cualidad de ‘creatividad’, la cualidad de ‘unitotalidad’ que es creadora (50).
Para comprender lo que es estar solo debéis comprender todo el proceso del temor. La comprensión del temor os lleva finalmente a ese estado en el que os halláis completamente vacíos, completamente solos. Es decir, estáis cara a cara con una soledad que no puede ser satisfecha, que no es posible rellenar, y de la cual no hay escape. Veréis entonces que uno puede ir más allá de la soledad; y entonces no hay esperanza ni desesperanza sino un estado de ‘unitotalidad’ en el que el temor no existe (63).
Si podemos comprender el proceso del deseo que crea las influencias del ambiente que nos condicionan, podremos ir más allá y descubrir esa ‘unitotalidad’ que es la verdadera individualidad, esa ‘unicidad’ que es un estado de creación. Lo importante, entonces, no es indagar cuál es el lugar del individuo en la sociedad, sino darnos cuenta de cómo nos condicionan nuestras creencias, nuestros deseos, nuestros móviles (63).
La ‘unitotalidad’ no es aislamiento. Sólo hay ‘unitotalidad’ cuando la soledad ha terminado. La ‘unitotalidad’ es un estado en el que toda influencia ha cesado completamente, tanto la influencia de lo externo como la influencia interna de la memoria; y sólo cuando la mente se halla en ese estado de ‘unitotalidad’, puede conocer lo incorruptible [la realidad, la verdad]. Mas para conocer eso debemos comprender la soledad, el proceso del aislamiento, que es el ‘yo’ y su actividad (63).
Si la mente ha de estar del todo libre de conflicto, totalmente, completamente sin aprensión, temor ni ansiedad, tiene que vivenciar este extraordinario sentimiento de no tener relaciones con nada, y de eso proviene un sentido de unitotalidad (34).
Vivir con la soledad, pasar por ella, es llegar a una cosa mucho mayor, a un estado mucho más profundo, que es la ‘unitotalidad’ (aloneness): estar completamente solo, sin conocimientos. Con eso no quiero decir estar sin el conocimiento mecánico superficial, que es necesario para la existencia diaria: el cerebro no necesita que se le depure; quiero decir que el conocimiento que uno ha adquirido y acumulado no debiera utilizarse para la propia expansión y seguridad psicológica. Al decir ‘unitotalidad’ me refiero a un estado invulnerable a toda influencia. Ya no es un estado de aislamiento, porque al aislamiento se ha comprendido, y se ha comprendido todo el proceso mecánico del pensar, de la experiencia, del reto y la repuesta. La cualidad de ‘unitotalidad’ es el estado de una mente completamente despierta. Es no pensar en términos de tiempo (34).
Ese tamarindo no tiene otra existencia que la de ser él mismo. Así es esta unitotalidad. Uno está solo, como el fuego, como la flor, pero no se da cuenta de su pureza y de su inmensidad. Uno puede verdaderamente entrar en comunión sólo cuando hay unitotalidad. Ser unitotal es la extinción de todos los motivos, de todas las persecuciones del deseo, de todos los fines. La unitotalidad no es un producto final de la mente. No podéis desear ser unitotales. Tal deseo es simplemente un escape a la angustia de no ser capaz de comunión. Del aislamiento jamás puede nacer la unitotalidad; el primero debe cesar para que la otra sea. La unitotalidad es indivisible y la soledad es separación. Aquello que es unitotal es flexible y por ende duradero. Únicamente lo unitotal puede entrar en comunión con aquello que carece de causa, lo inconmensurable. (46).
Krishnamurti dice: ‘la estructura en la que la conciencia existe y tiene su ser es su condicionamiento; estar atento sin preferencia alguna a este condicionamiento y negarlo totalmente, es estar solo. Esta soledad (aloneness) no es la soledad del aislamiento (loneliness), no implica encerrarse en la ocupación consigo mismo. Esta soledad no es retirarse de la vida; por el contrario, es la total libertad con respecto al conflicto y al dolor, al miedo y a la muerte. Esta soledad es la mutación de la conciencia, la transformación completa de lo que ha sido. Esta soledad es vacío, no es el estado positivo de ser o no ser; y en el fuego del vacío la mente se rejuvenece, se vuelve fresca e inocente. Sólo la inocencia puede recibir lo intemporal, lo nuevo que está destruyéndose siempre a sí mismo’. Sunanda Patwardhan (17).