Los tímidos patológicos ganan menos dinero que sus colegas más desenvueltos, según ha demostrado una investigación realizada hace unos meses en Estados Unidos. Y, además, tienen más riesgo de caer enfermos, porque las relaciones sociales refuerzan la salud física y mental. Los hombres demasiado introvertidos tienen incluso serios problemas de relación con las mujeres: acaban casándose más tarde… y con menos satisfacción. Por eso, cada vez más personas se esfuerzan en vencer su timidez a través de libros de autoayuda, revistas o acudiendo a un profesional.
CARACTERÍSTICAS:
- Temen la desaprobación: exageran la opinión de la gente y temen que si hablan con un desconocido llamarán la atención, y con ello vendrá la desaprobación, el ridículo y el sentirse en una situación embarazosa.
- Sienten que no están a la altura: temen que dejarán al descubierto sus defectos si hablan con franqueza. No empiezan conversaciones porque creen que parecerán estúpidos, aburridos o sin importancia.
- Piensan demasiado en sí mismas: tienden a estar ensimismadas. Cuando piensan en otras personas, sus pensamientos se centran de forma típica en torno a lo que esas personas podrían pensar de ellas.
PARA SUPERARLA:
- Aumenta tu autoestima: a medida que aumente tu autoestima, el temor a la desaprobación de los demás disminuirá. Cuando te sientas bien contigo mismo, dejarás de sentirte tímido.
- Preocúpate de los sentimientos de los demás: ¿se te ha ocurrido alguna vez que la persona con la que temes hablar podría tener más miedo que tú? Quienes parecen sentirse a gusto y relajados puede que tan sólo sean mejores actores que tú. Imagina que la gente a la que conoces necesita tu ayuda para sentirse cómoda, y concéntrate en hacerla sentirse relajada.
- Deja de pensar tanto en ti mismo: en lugar de preguntarte qué es lo que piensa la gente de ti, interrógate qué es lo que piensas tú de ella. ¿Se preguntan sobre la impresión que te dan? Si la gente te rechaza o te desaira cuando te presentas, date cuenta de que no es problema tuyo, sino de ella. la mayoría de la gente estará encantada de conocerte. No te considerarán inferior o estúpido. Igual que tú, prefieren gustar a no gustar. Sabrás que has progresado cuando puedas aproximarte a un desconocido y decir: ‘hola, me llamo…’.
- Piensa en positivo: ten en mente esta frase: ‘le gustaré a la mayoría de la gente y estarán contentos de conocerme’.
La timidez (miedo a relacionarse) se convierte en fobia social cuando el miedo es:
- Injustificado (el peligro no es tanto).
- Inoportuno (surge antes del evento).
- Desmesurado (frente al peligro real).
- Obstaculizador (impide el desarrollo de la vida cotidiana).
El hombre es un ser social, pero no todo el mundo tiene la misma capacidad para relacionarse con otros. Para algunos, pensar siquiera en responder a una pregunta en clase, pedir su número en una zapatería o hacer una entrevista de trabajo implica una presión tal que les paraliza, imposibilitándolos para llevar a cabo cosas que deben o quieren hacer.
Timidez y fobia social son dos términos en los que no está clara la frontera entre ambos. De hecho, el tímido manifestará su timidez en las circunstancias sociales en las que se vea envuelto, encontrándose nervioso, incómodo, dudando de sus capacidades de adecuación y respuesta. Por otra parte la fobia social nos habla de un alto grado de ansiedad ante situaciones sociales, sin embargo, sí podemos poner la frontera al definir el concepto de fobia como un miedo exagerado, potenciado porque la persona ha aprendido a controlarlo evitando afrontar la situación temida.
Es decir el tímido se pondrá nervioso, pero generalmente afrontará las situaciones sociales, de este modo, a medida que pasa el tiempo se verá más y más cómodo en aquellas circunstancias que en un principio le incomodaban y en las que no se sentía tranquilo, relajado. Así podemos ver como grandes tímidos pueden dirigirse a un parlamento, por ejemplo, con total soltura y tranquilidad, como consecuencia de la experiencia positiva de repetir la acción exitosamente, naturalmente con esta actitud consistente en encarar lo temido no se desarrollará una fobia social y si en cambio una seguridad personal.
El fóbico, puede haber sido un tímido que en un determinado momento habiendo tenido que afrontar una circunstancia social se ha puesto muy nervioso y su respuesta ha sido irse o negarse a encarar dicha circunstancia, así de forma inmediata se quedará tranquilo, pero esta tranquilidad será un refuerzo positivo, un premio a la conducta de evitación – sabemos que toda conducta que va seguida de un refuerzo positivo tiende a aumentar su frecuencia -, de este modo la próxima vez tendrá una mayor tendencia a evitar de nuevo afrontar dicha circunstancia, con lo que cada vez el miedo será mayor. Por otro lado, en el nivel de pensamiento, la idea que tiene respecto a su falta de capacidad para afrontar lo temido, se verá reforzada, ayudando a aumentar la conducta de evitación y por lo tanto el miedo irracional y en último término la aparición de la fobia.
Precisamente el miedo excesivo, irracional, sería otra de las características que nos ayudarían a diferenciar entre miedo y fobia. Queremos decir que las situaciones temidas, objetivamente no han de entrañar ningún peligro, como son por ejemplo comer con unos compañeros de trabajo o entrar a una tienda a comprar algo y sin embargo haber sido evitadas, aquí si podríamos hablar de fobia.
Además en la medida que la persona con fobia social no afronta esas circunstancias está impidiéndose el aprendizaje de técnicas y habilidades sociales que sólo se desarrollan con la práctica.
Todas las fobias conllevan un alto nivel de ansiedad y por tanto una serie de síntomas físicos que la persona tratará de evitar que se manifiesten eludiendo dichas situaciones. Estos síntomas son sequedad de boca, sudores, temblores, palpitaciones falta de concentración, sensación de mareo, rigidez muscular, etc., lo pasa tan mal, que aprende a evitar afrontar lo temido, aumentando así sus temores, la aparición de los síntomas y las ideas de incapacidad.
Las circunstancias que temen son muy variadas y van desde el temor a que les presenten a otras personas, comer o beber en público, llegar a ser el centro de atención, ser observados, hablar en público o ante un grupo de amigos, reclamar un derecho, ir a fiestas o reuniones, realizar compras en comercios, etc…
Normalmente hablamos de dos tipos de fobia social que son la específica y la generalizada. La específica sería una fobia muy concreta a una situación, como por ejemplo dirigirse verbalmente a un grupo, pero no presenta problema para el resto de situaciones sociales. La generalizada sería una fobia a todo tipo de situaciones sociales.
Al final la persona que padece este problema, sobre todo si se trata de la fobia social generalizada, ve como toda su vida está condicionada por la fobia que le incapacita, limita e impide llevar una vida normal, con un alto nivel de sufrimiento que a la postre le llevará a solicitar ayuda.
La ayuda psicológica habrá de trabajar en varios frentes. Uno será el de la información, es decir la comprensión por parte del paciente de cómo se ha originado y desarrollado el problema, otro frente de trabajo será el del pensamiento, con las técnicas de la terapia cognitiva, otro más el control de la ansiedad mediante el aprendizaje de técnicas de relajación, otro el entrenamiento en habilidades sociales y por último la exposición gradual a las situaciones temidas.
Concluiremos diciendo que estos problemas son mucho más fácilmente resolubles en sus etapas iniciales que cuando después de años están amplia y profundamente arraigados. A veces comprendiendo lo que está empezando a suceder y analizando como está actuando la persona y las consecuencias que pueden derivarse, surge la orientación adecuada y las acciones encaminadas a que uno se quede simplemente en ser un poco tímido, cosa por otro lado absolutamente normal, sin pasar a desarrollar una fobia, que ya sería un problema más serio y más dificultoso de resolver.
SONROJO: el rubor más común suele ir asociado a la sensación de ridículo o vergüenza y se produce por la dilatación y el incremento de sangre en los capilares del rostro y ocasionalmente del cuello. Se trata de una reacción pasajera, típica de la infancia y la pubertad, debida a la inseguridad o timidez. Pero también afecta a los adultos. A veces en el caso de los adultos no se debe al bochorno que provoca la vergüenza, sino a la irritabilidad o al control inadecuado de la ansiedad.
LAS CAUSAS. EL RETRAIMIENTO SOCIAL PUEDE SER CONSECUENCIA DE:
- El sentimiento o complejo de inferioridad, una primera experiencia sexual desafortunada o un defecto físico real o imaginario.
- Una vivencia humillante o una crisis que se percibe como un fracaso personal.
- La herencia de los padres como tendencia genética.
- La convivencia con una familia sobreprotectora, con problemas afectivos o cerrada al exterior.
- La adopción de un papel en la adolescencia, del cual es difícil desprenderse.
- La consecuencia de una educación religiosa que castiga al singularidad, o de una cultura social que enseña a esconder los sentimientos a los demás.
ASÍ EVOLUCIONA. Tres escenarios: las personas que tienden a encerrarse en sí mismas evolucionan de distintos modos:
- Algunas se abandonan, se aíslan y caen poco a poco en situaciones depresivas cargadas de angustia.
- Otras se crean una falsa imagen y se convierten en personas muy locuaces y asertivas, en lucha por ocultar su forma de ser. hay quienes sobrerreaccionan: ¡en momentos conflictivos llegan a la imprudencia o la grosería!
- Lo normal es que la timidez se amortigüe con los años, pero puede no desaparecer e incluso aumentar, bloqueando al afectado.
EFECTOS NEGATIVOS: ponte en guardia: aunque a veces puede inspirar simpatía o ternura, la timidez suele tener efectos negativos:
- Dificulta conocer gente, hacer amigos y disfrutar de experiencias, así como de la posibilidad de enriquecerse a través de ellas.
- Puede conducir a la soledad, el abandono o la depresión.
- Perjudica la asertividad, es decir, la capacidad para expresar las propias opiniones o valores.
- Hace considerar a las otras personas como superiores, limita las valoraciones favorables que los otros puedan hacer del tímido y alienta a que le juzguen incorrectamente.
- Genera problemas para pensar claramente y para comunicarse con eficacia.
- Puede interferir en la vida académica y laboral.
- Causa insatisfacción y baja autoconfianza: el tímido se ve incapaz de afrontar situaciones que los demás superan con toda soltura.
LAS REACCIONES DEL TÍMIDO:
- ¿Qué piensa?: que los demás se dan cuenta de lo que le pasa, que están pendientes de él, que no está capacitado para afrontar ninguna situación.
- ¿Qué recuerda?: sólo las situaciones negativas.
- ¿Qué teme?: hablar en público, sentirse evaluado, hablar con personas desconocidas y relacionarse con el sexo opuesto.
- ¿Qué hace?: evita relacionarse, rehúye las miradas, se mantiene apartado, no hace nada que pueda revelar su ansiedad.
DEFECTOS: la timidez puede surgir de un sentimiento de inferioridad por un defecto físico o estético. Para superarlo:
- Valora tus virtudes: se puede ser bajito pero tener una bonita silueta o unas manos feas pero una boca atractiva.
- Compensar el déficit con un superávit: si no puedes hacer deporte, cultiva la afición a la música o a la lectura y apóyate en ello para relacionarte.
- Algunas deficiencias son subsanables: la obesidad, por ejemplo, se vence con esfuerzo, ayuda médica, una buen adieta o incluso cirugía estética.
- No hay que negar el defecto, sino afrontarlo, buscar soluciones y ponerlas en marcha. Incluso es bueno hablar de él con sano sentido del humor.
MIEDO A CONVERSAR. Practica: para hablar sin cortarse es aconsejable:
- Mirar directo a los ojos.
- Asentir o expresar alguna emoción para que la otra persona vea que uno está interesado en lo que dice.
- Modular la velocidad del habla y el tono de la voz.
- Mantener una postura de leve acercamiento hacia el otro (estar echado hacia atrás parece desinterés).
HORROR A LIGAR. Aproximarse a alguien del sexo opuesto es un gran reto para un tímido:
- Evitar el exceso de proximidad física y mirar sólo a la cara: el escrutinio sexual está prohibido.
- Cualquier acercamiento debe estar precedido por una sonrisa.
- Iniciar el contacto con una frase sencilla. No te empeñes en hacer gracia o parecer original. La naturalidad es lo mejor.
- Saludar y presentarse.
- Preguntar o comentar algo referente al lugar o situación que se vive.
- Mostrar interés por la actividad de la otra persona. pide u ofrece información ayuda o consejo. Sé positivo en todo momento.
- Memorizar su nombre y utilizarlo en la charla.
- No hacer demasiadas preguntas ni hablar mucho de uno mismo. utiliza temas de conversación poco comprometidos y abiertos a la opinión del otro.
HABLAR EN PÚBLICO: las claves para superar la prueba de fuego de la timidez:
- Organiza la charla: prepárate un guión de su contenido (resaltando con un rotulador los puntos básicos e incluyendo palabras clave, conceptos, explicaciones y ejemplos) o escríbete todo el texto para tenerlo a mano.
- Para mejorar la memoria no hay que estar pendiente de uno mismo: céntrate en el tema, sigue el guión, piensa en lo que vas a decir y evita mirar a quien te pon nervioso. Fijarse en una persona entre el público ayuda a distraerse de uno mismo.
- Practica la intervención todas las veces que puedas, como si te encontraras inmerso en la situación real, ensayando no sólo la parte sustancial del discurso, sino también los incisos accidentales.
ENTREVISTA DE TRABAJO: el psicólogo americano Peter Desberg propone distintas tácticas:
- Si temes que el entrevistador piense que eres desorganizado, repasa tus experiencias anteriores y las cualificaciones que te hicieron apto: estarás preparado para responder de forma ordenada.
- Si tienes miedo de que el entrevistador piense que no eres perspicaz y rápido al responder, ensaya. Pide a tres compañeros expertos que te hagan preguntas en una entrevista simulada.
- Luce tus cualidades: prepara una serie de comentarios para insertarlas en la conversación y presentarte como deseas que te vean los demás.