La inseguridad es aprendida: muchos pensamos que los inseguros nacen, no se hacen. No es cierto. Según los expertos, la inseguridad es un rasgo de la personalidad que se deriva de un mal ajuste de nuestras características innatas respecto al entorno. Lo que es cierto es que las personas nacen más o menos sensibles, pero no más o menos seguras. La inseguridad la desarrollamos según sean nuestras experiencias y entornos. Por ello, es una característica que se puede modificar. Lo mismo ocurre con la timidez. Podemos ser sensibles y cautos de nacimiento, pero la timidez es una de las formas posibles de adaptación a las distintas situaciones que se nos presentan a lo largo de la vida.
La dificultad para tomar decisiones es el rasgo que caracteriza la conducta del inseguro. El miedo a que los demás desaprueben su conducta hace que muchas veces renuncie a sus propios deseos e intereses y se deje llevar por los demás. Tiene tan poca confianza en sí mismo que muchas veces prefiere que sean otros quienes decidan para ahorrarse la ansiedad
Tras la inseguridad, suele haber una falta de confianza en las propias capacidades. Este rasgo de la personalidad se gesta en la infancia: los padres sobreprotectores crían niños con poca iniciativa, a los que les cuesta tomar decisiones. Lo mismo ocurre con los padres temerosos en exceso. Educan niños a los que, de adultos, les da miedo elegir, arriesgarse, equivocarse…
La influencia de la sociedad también tiene su peso a la hora de formar personas inseguras. Por un lado, el modelo tradicional nos enseña a ser obedientes, a seguir el ejemplo de los mayores, a no llevar la contraria. Por otro, la reivindicación del individualismo nos lleva a sufrir angustia y ansiedad a la hora de elegir con libertad.
Una cosa es la duda razonable, la que nos lleva a reflexionar antes de tomar una decisión importante para nuestra vida, y otra es la duda paralizante y carente de toda lógica.
La mente del inseguro no para nunca. Nadie puede controlar todo lo que le rodea, pero sí es posible centrarse en lo que uno está haciendo, ordenando a la mente que no piense más, que no siga dando vueltas a las decisiones una y otra vez.
Es frecuente que las personas inseguras sean perfeccionistas e hiperexigentes consigo mismas… Para empezar a tomar el control de tus decisiones, deja de cargarte con tantas obligaciones y desconfía de tus pensamientos cuando éstos comiencen por ‘debería’.
Se aconseja emmpezar a tomar decisiones poco a poco. Para ello se debe asumir que todo el mundo aprende metiendo la pata y, además, se puede rectificar. ¡Nadie gana si no arriesga!
Si te entrenas, te convertirás en una persona más madura, libre y segura de ti misma. Empieza por pequeñas cuestiones cotidianas: la ropa que te pondrás hoy, la comida que vas preparar, con quién vas a quedar esta tarde para tomar café y qué película alquilarás. Pronto te acostumbrarás a hacer elecciones más importantes con soltura.
EL PERFIL DEL INSEGURO:
- Le cuesta mucho tomar decisiones.
- No disfruta el presente y teme el futuro.
- Necesita tener todo bajo control y sigue esquemas rígidos.
- No suele tomar partido por nada: comprometerse le cuesta horrores.
- Piensa siempre en lo que le podría haber pasado si llega a elegir otra opción.
- Pide opinión a todo el mundo, aunque le cuesta confiar en los demás.
- En pareja suele ser celoso y posesivo.
- Tiene poca confianza en sus capacidades.
- Prefiere que los demás decidan por él en ciertas cosas, se deja llevar.
- No se responsabiliza de sus decisiones.
- No sabe decir no ni renunciar.
- Es muy susceptible y puede adoptar una actitud agresiva o evasiva si le critican.
TOMA LAS RIENDAS DE TU VIDA: la persona insegura se exige demasiado, y cree que los demás le pondrán el listón igual de alto. De ahí su miedo a actuar: no quiere que nadie le rechace, le ponga mala cara, le recrimine su actitud o le dé de lado. No ve que el único rechazo es el que siente por sí mismo. Si fuera menos crítico consigo mismo, se daría cuenta de que nadie le exige tanto, y de que puede equivocarse sin que se acabe el mundo por ello. El indeciso no es dueño de su propio destino. Pierde la libertad de elección y puede sentirse frustrado si su futuro no se corresponde con lo que esperaba. puede acabar viviendo la vida que otros han querido. Superar la inseguridad y ser capaz de tomar decisiones es más fácil siguiendo estas recomendaciones:
- Empieza por pequeñas elecciones: escoge el menú de un restaurante, una película de cine o un libro. Te irás acostumbrando y cada vez te será más fácil valorar cuestiones importantes.
- Confía en tu intuición: tu sentido común te indicará cuál es la mejor opción. No olvides que, si fallas, puedes rectificar. Esto lleva implícita la idea de responsabilidad: no podrás culpar a nadie de lo que te suceda a ti. Para lo bueno y para lo malo, la decisión es tuya.
- Diseña un plan de acción detallado cuando tengas que decidir algo. Si sabes lo que debes hacer en cada momento, hay menos motivos para estar inseguro.
- Ten en cuenta tus necesidades: nadie velará mejor que tú por tus intereses. Es importante que no pierdas el rumbo de tu vida.
- Olvida el catastrofismo: deshazte de la idea de que, ‘si algo puede ir mal, saldrá mal’. Los agoreros se martirizan con un futuro irreal y olvidan el presente. Tampoco te dejes agobiar por las malas experiencias del pasado.
- Aprende a rectificar: si te equivocas, no te hundas. Aprende de la experiencia y rectifica a tiempo.
- Disfruta con las decisiones: aunque al principio te cueste, irás ganando libertad. Observa las múltiples elecciones agradables que se te plantean: ¿vas a escuchar música o a pasear? ¿Te das un baño o ves una película?
‘Gracias a nuestra ignorancia, que no a nuestros conocimientos, vamos seguros por la vida’. Jean Giraudoux.
‘El hombre sabio es por naturaleza indeciso. El hombre libre es por naturaleza inseguro’. Erich Fromm.
‘El narcisista es un ser humano extremadamente inseguro, pues ni sus sentimientos ni ninguna otra cosa tienen su fundamento en la realidad. Erich Fromm. La atracción de la vida’. Aforismos y opiniones. Selección a cargo de Rainer Funk.