Crisis: proviene del verbo griego activo ‘krinein’, que significa separar, juzgar y decidir.
Ser maduro significa estar en plenitud de facultades físicas, mentales y sociales, con una integración equilibrada de las distintas facetas de nuestra personalidad. Es un privilegio que se logra con trabajo interior: todos envejecemos, pero sólo madura quien dedica energía y tiempo a su crecimiento interior. Las personas maduras son bellas desde dentro, y no sólo por fuera. Las personas maduras están como la buena fruta o el buen vino. En su punto.
Pero el proceso de envejecimiento también puede ser un duro golpe para la persona, sobre todo si su autoestima se fundamenta mucho en su aspecto físico. ¿Cómo afrontarlo entonces? Hacer una evaluación integral de nuestros aspectos positivos para definir, con una visión madura, nuestra imagen física adecuada para la nueva etapa. Tener en cuenta que lo que más embellece a una persona es tener un cuerpo saludable y una sonrisa auténtica en el rostro, y ambas cosas están en nuestra mano. Esas dos características nos hacen mucho más atractivos a los ojos de los demás que toda la cosmética de vanguardia y la ropa de moda.
Espejismos: ‘sólo si encuentro una pareja maravillosa, seré feliz’; ‘sólo si consigo ese trabajo que tanto deseo, podré estar satisfecho’. La característica general del espejismo es que plantea soluciones totales: la salvación, la felicidad o la calidad de vida, fuera de la persona, y eso es un error.
La madurez es una etapa de disfrute del cuerpo, y si por alguna deficiencia hormonal no estás disfrutando igual que antes, busca el apoyo especializado. Libérate de prejuicios, admite que tu belleza y notarás cómo la sexualidad madura es sensacional.
En la vida, como en los caminos desconocidos, hay que mirar siempre hacia delante. Quienes caminan mirando hacia atrás, seguramente se tropezarán o se llevarán algún golpe; pero, si miras siempre hacia lo que viene, llegarás a la madurez.