Quién no ha tenido retos propios no ha podido canalizar dos de las tres mejores capacidades que, en nuestra condición de humanos, nos ha regalado la naturaleza: el talento y la energía (la tercera es la capacidad de amar).
Digo retos propios porque la mayor parte de nuestra vida la dedicamos a cumplir retos ajenos, aquellos que por necesidad, temor, bondad o tradición se agarran como lapas a nuestra conciencia y a nuestras horas. Somos marinos de retos y rutas ajenos. Y así seguimos remando, sin detenernos un instante a percibir en toda su mágica y excitante luminosidad que lo que más nos construye, potencia y remansa es el talento, la energía y el amor dedicados a impulsar nuestros más íntimos, intransferibles y a veces incomprendidos sueños.
A la mente no le gustan los retos. Toda la vida es un desafío, o como Buda decía, toda la existencia es dukkha. Dukkha se compone de desafíos, conflictos, placeres, gozos, penas; de todos los elementos duales. Cuando se entiende la vida en su totalidad, todas estas cosas suceden, pero somos independientes de ellas. El hombre libre funciona sin impedimentos. Podemos argüir que somos seres humanos que viven en sociedad. Que no podemos eludir el estar condicionados. Que no podemos ser libres. El aceptar esto, con una mente apocada, no nos ayuda. Podemos decir: ‘somos occidentales y debemos comportarnos de esta manera y de esta otra, según nuestros condicionamientos’. Pero se trata de otra excusa, que hace que pospongamos nuestra tarea, hasta que finalmente no la emprendemos. Hemos de ponernos manos a la obra y hacerlo de forma correcta. Observemos nuestro interior ¿qué es el sí mismo? Busquémoslo hasta dar con él.
Hemos de comprobar lo que nos sucede en cada instante y, si vivimos con entendimiento, podremos superar cualquier traba u obstáculo. A veces vemos tales obstáculos y nuestra actitud con respecto a ellos crea más problemas. El budismo nos aconseja ir hacia ellos y examinarlos, para comprobar si son un impedimento o un desafío necesario para nuestro desarrollo. Cuando nos percatemos de la verdadera situación mediante la observación y sabiduría, sabremos qué hacer. Éste es el fin para el que necesitamos una mente clara. La luz de claridad debe iluminar nuestras vidas. Si la poseemos, entenderemos el origen de nuestros problemas. Cuando suframos, no seremos libres hasta que aprendamos a examinar el sufrimiento, permitiéndonos ir más a fondo en dirección a su origen.
Si en la mente existe temor, uno no puede abrirse para poder encontrarse con el desafío de lo nuevo. Si el fluir se ve bloqueado, la mente se torna compleja, torpe y confusa. El miedo es lo que impide a las personas afrontar las paradojas de la vida y es el principal obstáculo a la vida lúcida, al crear dificultades y rechazo a los retos. No somos lo suficientemente valientes para experimentar con lo nuevo o abrirnos libremente sin apoyo alguno. Tenemos la sensación de que hemos de tener siempre algo con nosotros, de otro modo nos sentimos inseguros. Cuando tenemos miedo, no podemos ver con claridad o profundizar. Cuando el miedo es intenso, llega incluso a impedir las funciones cotidianas como el hablar o el respirar y altera nuestros sentidos. Cuando no es tan obvio, todavía nos frena sin que nos demos cuenta, y tiene unos efectos desvirtuadores y perturbadores.
Cuando el hombre está en contacto con su naturaleza verdadera, puede ver las cosas libre del velo de la ilusión y puede comprender sin necesidad de acumular conocimientos. El pensamiento y las sensaciones no le alejan de la realidad, sino que vive en el presente, que está en todas partes, libre de temores. Es entonces cuando logra un estado de equilibrio y seguridad. Las situaciones nuevas son vistas como desafíos interesantes y son utilizadas para ampliar la comprensión, sin etiquetarlas como agradables o desagradables. Libre de conceptos, un hombre tal no es un hombre ordinario, y todos los hombres pueden ser así.
No podemos poner nuestra vida en manos de Buda, de Dios o de cualquier otro poder externo. Debemos tener la capacidad de afrontar todos los aspectos de la tarea de la vida. Es algo que depende totalmente de nosotros.
Cuando experimentemos problemas, debemos considerarnos afortunados, al ser estos una oportunidad para el desarrollo personal . Cuando las situaciones y circunstancias son utilizadas como instrumentos para nuestro crecimiento, somos afortunados. Pero si no sabemos cómo beneficiarnos de las llamadas situaciones desafortunadas, sufriremos y quizás éstas nos superen. Nos paralizamos y somos incapaces de fluir hacia las profundidades de nuestro ser para conocerlo y ser capaces de mejorarlo.
No debemos pensar en términos de facilidad, sino estar preparados para afrontar todo lo que venga; las ganas de encontrarnos con todo lo que se presente son una cualidad muy valiosa. De esta forma, cuando aparecen dificultades o cosas desagradables, son bien utilizadas y superadas. Si, por el contrario, esperamos experiencias agradables o beneficiosas, la incapacidad de conseguirlas desemboca en decepción y depresión, que es otra forma de resistencia mental.
¡NO TEMAS A TUS ENEMIGOS!: cuando utilizamos un conflicto para mejorar, nos embarcamos en el camino arquetípico del guerrero. Los guerreros, en lugar de ser víctimas, se esforzaban por aceptar las circunstancias y mejorarlas. La consecuencia es que estos combatientes eran fuertes, seguros de sí mismos y tenían éxito. El fin último del guerrero clásico no era derrotar al enemigo y quedarse con el botín de la batalla, sino encontrar una solución creativa que beneficiara a todas las partes. La valentía y la astucia para afrontar grandes retos o enfrentarse a personas difíciles conlleva estas compensaciones:
- Obtener información útil y novedosa sobre el problema.
- Aprender más sobre ti mismo.
- Reforzar tus capacidades.
- Ganar en paz interior.
GRADIENTES DE ACERCAMIENTO Y EVITACIÓN (Personalidad y psicoterapia. John Dollard y Neal E. Miller):
- La tendencia a acercarse a una meta es tanto mayor cuanto más cercano esté el sujeto a ella. Se denominará a esto ‘gradiente de acercamiento’
- La tendencia a evitar un estímulo temido es tanto mayor cuanto más cerca esté el sujeto de él.
- La intensidad de evitación aumenta más rápidamente con la cercanía que lo que lo hace la de acercamiento. En otras palabras, el gradiente de evitación tiene mayor pendiente que el de acercamiento.
- La fuerza de las tendencias a acercase o evitar varía con la intensidad del impulso en el que están basadas. En otras palabras, un incremento en el impulso eleva la altura del gradiente total.
‘He querido establecer el derecho de atreverme a todo’. Paul Gauguin.
‘Si no te atreves, no avanzas’. Miguel Munárriz.
‘Me atreveré a todo lo que pueda hacer un hombre. Quien se atreva a más es insensato’. William Shakespeare.
‘Haciendo las cosas que temes hacer, automáticamente das muerte al temor de hacer las cosas’. Ralph Waldo Emerson.
‘Los retos traen consigo el don de conocer la verdad’. Marcia Grad.
‘Nos vemos obligados a afrontar los retos que nos presenta el mundo posmoderno con recursos emocionales, adaptados al pleistoceno’ Daniel Goleman.
‘No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas’. Séneca
‘Cuando un hombre decide no enfrentarse con el mundo ese día más le valiera abandonarlo’ (película Los malvados de Firecreek).
‘El hombre no hubiese alcanzado lo posible si no hubiera intentado lo imposible’ Max Weber.
‘Quien siempre ha tenido muchas consideraciones consigo mismo, acaba por enfermar de tanta cobardía. ¡Loado sea lo que endurece!’. F. Nietzsche.
‘Por fortuna, algunos llegamos a la conclusión de que sólo asumiendo riesgos se pueden encontrar las respuestas que te harán crecer’. Harvey Keitel.
‘La mosca que no quiere ser cazada esta más segura cuando se posa en el cazamoscas’. Georg Ch. Lichtenberg.
‘Buscar algo que te plantea un verdadero reto es la ruta más segura para la satisfacción personal. Pero la auténtica clave a recordar es que la felicidad es un viaje, no un destino. Vive hoy, pues ya no habrá otro día igual que éste’. Robin S. Sharma.
‘Flaqueza es temer lo que nunca experimentamos’. Séneca.
‘Un consejo que una vez oí dar a un joven: haz siempre aquello que temes hacer’. M. de Vauvernagues.
‘La osadía es media victoria (optimista). La osadía es media derrota (pesimista)’. Johann Peter Hebel.
‘El samurái debía afrontar el combate con el corazón y el espíritu totalmente libres. Ni entorpecidos por el más mínimo sentimiento, ni frenados por el bosquejo de un razonamiento. Así purificada, la mente encuentra su fuerza en el inconsciente’. Jerome Camilly y Jacques Normand.
‘Muchas personas deciden interpretar los acontecimientos de sus vidas como retos y posibilidades, no como pérdida e injusticias’. Jennifer James.
‘Venid hasta el borde. No, que caeremos… Se acercaron al borde, los empujó y volaron’. Apollinaire.
‘Desembarazado uno de los convencionalismos, se hace uno capaz de asumir riesgos de experimentar con la propia vida’. Bernie S. Siegel.
‘La práctica del sabio: para llegar a ser sabio, hay que querer que ciertas cosas sucedan en vuestra vida; por consiguiente, es preciso arrojarse en la boca de los acontecimientos. Es cierto que esto es muy peligroso: muchos sabios han sido devorados así’. F. Nietzsche.
Con la ausencia del cólera debe vencerse la cólera
Con el bien debe vencerse el mal
Con la donación debe vencerse la avaricia
Con la verdad debe vencerse la mentira
Dhammapada.