Las personas con empatía están atentas a las pistas emocionales y saben escuchar.
Las dificultades para darnos cuenta de lo que les sucede a los otros dependen de la capacidad para hacernos cargo de nuestro mundo emocional. Si existen conflictos internos, puede organizarse una defensa contra los afectos que evite registrar tanto los propios como los del otro.
La empatía se entiende en muy distintos niveles, a veces es simplemente equiparada al escuchar atentamente, a veces se llama el ‘escuchar activo’. Es una concentración más profunda en lo que está diciendo el otro. Cuando puedo sentir lo que la otra persona está sintiendo, puedo ver el dolor y la lucha, puedo verlo dentro de mí. Pero puedo verlo dentro de la otra persona de forma más tranquila, más pacífica. Y por tanto logro ser un acompañante en el mundo interno de la otra persona, un acompañante íntimo, por así decirlo. Ese tiempo de comprensión es uno de los cimientos más grandes del crecimiento personal. Si alguien puede comprenderme y aceptarme de esa forma, entonces yo puedo florecer y crecer.
El hecho de ser capaz de ver la vida desde otros ojos lleva implícito un desarrollo mental que capacita para abstraerse de lo que los sentidos externos perciben y así poder deducir otras perspectivas. Un proceso que nuestra mente realiza recordando velozmente nuestras anteriores visiones y calculando el resultado de forma lógica.
Los hombres y las mujeres tienen el mismo nivel de empatía aunque ellas son más sensibles a manifestarla, según ha mostrado una investigación realizada por la UNED con el objetivo de analizar si existen diferencias entre ambos sexos y si estas se desarrollan con el hecho de que tengan un modelo mental diferente para desarrollar esta capacidad. Los análisis muestran que la estructura de los factores psicológicos que componen la empatía resulta idéntica en ambos géneros, es decir, hombres y mujeres entienden la empatía de manera semejante. No obstante, en la investigación, las mujeres muestran mayores niveles en todos los rasgos que componen la empatía salvo en la impasibilidad. La impasibilidad es el único factor de primer orden capaz de discriminar entre hombres y mujeres. Así, este rasgo es mucho más informativo sobre el género de la persona evaluada que la información que se pueda recabar sobre cualquiera de los factores positivos que componen la empatía, como son la empatía virtual, intelectual, emocional positiva y emocional desorganizada. Este papel de la impasibilidad podría suponer que las diferencias de género en cuanto a empatía se deban más a la posibilidad de inhibir los factores que la desencadenan, y que hacen a la persona ser más indiferente, que a los factores que permiten experimentarla.
TIPOS DE EMPATIA:
- Empatía imaginativa: es la tendencia a identificarte con personajes del cine, de la literatura, o de las historias que te cuentan.
- Empatía realista: mide tu capacidad para ponerte en el lugar del otro sin que te arrastren las emociones. O para observar las situaciones reales de la vida cotidiana desde el punto de vista de la otra persona sin experimentar necesariamente una respuesta afectiva.
- Empatía afectiva: esta capacidad empática toma el pulso a tu emotividad, sentido de la compasión y de cariño por los demás en situaciones negativas o conflictivas. Es muy probable que tiendas a preocuparte más por los demás que por ti mismo.
- Empatía reactiva: manifiesta los sentimientos de ansiedad y malestar que te provoca el observar las experiencias negativas que les pasan a los demás. puede que pierdas el control ante situaciones de sufrimiento ajeno y, por ello, tiendas a evitarlas.
LAS REGLAS DE LA EMPATÍA:
- Concéntrate: presta máxima atención a lo que te están contando y olvida todo lo demás. Si te distraes, lo mejor para no perderte es pedir que te repitan las últimas palabras.
- Acércate: no sólo has de prestar atención, sino expresarlo claramente. Tus ojos han de mirar al interlocutor y manifestar comprensión. No es recomendable mirar a los ojos, sino a toda la cara. Tocar en el hombro o las manos puede reforzar la intervención del otro. sonreír, asentir y ser expresivo con la cara son los complementos perfectos.
- Haz preguntas clave: la persona empática se mete en la situación que le están contando. Expresa tus dudas y pide aclaraciones del tema principal, procurando no insistir en cuestiones irrelevantes. También es muy acertado interesarse por los sentimientos o el estado de ánimo del emisor.
- Alude al tema: repetir información del emisor destaca tu interés por el relato: ‘dices que hiciste…’, ‘entonces le preguntaste que’… Puedes expresar tu opinión, pero evitando hacer juicios de valor. Si procede, podemos interesarnos por el asunto en días sucesivos. ‘¿Cómo resolviste el problema?’, ‘¿cómo te sientes después de aquello?’.
EMPATÍA EN LA RELACION DE PAREJA:
- Entre las personas que comparten una relación de pareja, y están atravesando una mala época, es habitual quejarse de la falta de comprensión que el otro demuestra hacia las propias necesidades, deseos o ilusiones. En algunos casos eso puede ocurrir incluso desde el principio de la relación. En menor número de ocasiones, uno de los miembros de la pareja reconoce no comprender al otro, admite no entender sus motivaciones ni objetivos, sintiéndose desconcertado y sin saber cómo actuar.
- En general, lo que ocasiona esta sensación de incomprensión o desconcierto es la ausencia de una habilidad de comunicación muy importante para vivir en pareja: la empatía
- La falta de empatía a la larga conlleva frialdad, distanciamiento e incomunicación.
- La empatía es una habilidad más desarrollada entre la gente sociable y sensible. Se necesita sensibilidad para sentirla, y hay que ser sociable para demostrarla
- La empatía es bastante fácil y espontánea cuando las cosas van bien, pero requiere esfuerzo y dedicación cuando van mal.
- La capacidad de empatía suele disminuir en épocas de tensión
- Definimos la empatía como una doble habilidad. Es por una parte la capacidad para experimentar lo que el otro siente como si fuera propio y por otra la capacidad para comunicarle que conocemos cómo se siente.
Aprender a ver el mundo a través de los ojos del otro facilita el bienestar conyugal, propicia la unión, favorece la intimidad y permite la compresión.