Las emociones comportan situaciones que se han repetido a lo largo de nuestra historia evolutiva, como escapar del peligro o encontrar alimento y pareja, y nos hacen valorar los sucesos actuales teniendo en cuenta nuestro pasado lejano, es decir, que la estructura del pasado condiciona la interpretación del presente.
Las emociones son respuestas que surgen cuando se evalúan las situaciones como relevantes para nuestros intereses. Las emociones pueden ser entendidas, entonces, como nuestro sistema de satisfacción de intereses . Las valoraciones que hacemos de la relevancia que las situaciones tienen para nuestros intereses no son ni racionales, ni irracionales; más bien, nos dicen simplemente si se produce un desajuste o no entre la situación y aquello por lo que estamos interesados. Los intereses o metas afectivos son, de este modo, el punto de referencia último para la comprensión de la producción de las emociones, y es nuestra respuesta ante la activación de aquello que nos interesa, o frente a que no se satisfagan las necesidades, lo que requiere de atención terapéutica, mucho más que las evaluaciones erróneas.
Los sentimientos, son un vehículo de expresión de la intimidad. La intimidad se revela, en parte, a través de los sentimientos que conectan lo íntimo con lo corporal, ya que muestran actitudes profundas de la mente. La capacidad de expresar y conocer adecuadamente los propios sentimientos es uno de los componentes de la inteligencia emocional, de cada individuo. La capacidad de expresar adecuadamente los propios sentimientos es también inteligencia emocional.
Los sentimientos son difíciles de cambiar si no modificamos los valores centrales de nuestro comportamiento. Desarraigar los sentimientos negativos y favorecer los positivos es el objetivo de la educación de la afectividad. ¿Cuáles son los sentimientos negativos? Los que nos destruyen como personas e impiden la maduración personal: el odio, la envidia, la venganza, el rencor. En realidad, son producidos por los tres lastres de la afectividad: el amor excesivo a uno mismo, el afán desmedido por los bienes de consumo y la búsqueda a toda costa del placer. En general, los sentimientos negativos hacen que el cerebro funcione como un sistema cerrado lejos de la verdad y del bien, aislado en sí mismo y encerrado en sus propios dinamismos interiores. Sentimientos positivos son los que nos ayudan a querer a nuestros semejantes, y a ser más personas. Los que permiten que el mundo interior se abra hacia afuera, los que nos libran del egoísmo y nos hacen felices. Los sentimientos positivos permiten desarrollar más o mejor la cohesión de la propia vida psíquica.
TERAPIA:
- Intensificar el vínculo, el amor, la alegría, el afecto, constituyen motivadores poderosos de la formación y el mantenimiento de relaciones (incluyendo la alianza terapéutica).
- Es necesario que los terapeutas trasmitan la confianza a sus clientes con respecto a que sus emociones positivas son tan importantes y fluidas como sus sentimientos de ‘malestar’.
- El trabajo terapéutico ayuda a los clientes a centrarse y focalizar su atención en la experiencia interna. Con el incremento de la capacidad atencional en la experiencia interna, más información se vuelve disponible. Esto permite atender a nuevos elementos de la experiencia, especialmente a sentimientos y necesidades alternativos. Los esquemas emocionales desadaptativos, en su estado de activación, quedan expuestos a las nuevas alternativas que se generan, al focalizar la atención en la experiencia que va emergiendo durante este estado alterado de conciencia. El cambio de los esquemas desadaptativos se produce en terapia, mediante la evocación de la experiencia emocional desadaptativa. Este proceso de incremento de la conciencia y de la capacidad de acceso emocional ayuda a crear nuevos modelos esquemáticos del sí-mismo-en-el-mundo.
- Atender a los sentimientos y las sensaciones corporales, y simbolizar estos en el darse cuenta conlleva procesos terapéuticos importantes. El punto crucial aquí es que la emoción no puede cumplir su función biológicamente adaptativa en un entorno humano complejo si la experiencia de tono emocional no se atiende y no se simboliza con exactitud e inmediatez. Esto mejora la orientación y ayuda a la resolución del problema.
- En la conciencia hay más material disponible para el darse cuenta del que está siendo simbolizado en ese momento por lo que la exploración de los límites imprecisos de la conciencia producirá nueva información. Explorar implica, por tanto, intentar simbolizar con claridad los significados sentidos, implicados en la experiencia del sentimiento negativo, que no están plenamente en la conciencia, y reflexionar, entonces, acerca de ellos. A menudo, la identificación del sentimiento y del significado resulta bastante problemática para muchos clientes. Podrían llegar a darse cuenta de la tensión en sus mandíbulas y en su pecho, o de unos nudos en su estómago, pero no ser capaces de simbolizar lo que están sintiendo. Podrían, por ejemplo, equivocarse al denominar una experiencia como enfado, cuando se trata realmente de ansiedad o de terror. Atender y simbolizar con precisión dicha vivencia como de miedo o terror se convierte en un primer paso importante. Requiere de la concentración y de un proceso de búsqueda vivencial utilizando la propia experiencia interna, hasta que uno se da cuenta de lo que está sintiendo o el significado de dicha vivencia. Ayudar al cliente a buscar y nombrar con precisión su experiencia constituye una función crucial. Responder empáticamente a ella es uno de los mejores modos que existen para ayudar a clarificar este proceso y crear un nuevo significado.
‘Cuando un pariente de sangre solloza, un amigo íntimo debe guardar silencio, una amistad lejana debe suspirar y un desconocido simplemente debe manosear su pañuelo en señal de comprensión’. Mark Twain.
‘El concepto de las emociones básicas explica la similitud de la expresión emocional básica en todos los individuos y culturas, mientras que las reglas de expresión dan cuenta de muchas de las diferencias’. El cerebro emocional. Joseph LeDoux.
‘Las emociones eran funciones cerebrales que intervienen en el mantenimiento de la supervivencia del individuo y de la especie’. MacLean.