Pareja

El compañero sentimental es un ser sensible que reacciona ante lo que le decimos y ante cómo se lo decimos.  Lo aconsejable es establecer una comunicación selectiva caracterizada por la sensibilidad y honestidad en la dosis adecuada, y teniendo también presente qué se quiere decir, cuándo y dónde se va a decir, las consecuencias que puede tener en nuestra pareja.

La comunicación es el ‘esqueleto’ que sostiene una relación. Si la pareja no consigue expresar correctamente sus anhelos y sentimientos, todo se viene abajo.

Saber comunicarse es fundamental para crear intimidad, la ‘puerta del deseo’. Si no se logra el clima adecuado aparecen los problemas sexuales. Ante la pregunta de qué mejorarías de tu vida sexual, la respuesta más repetida por las españolas es ‘la comunicación con la pareja’.

CAUSAS DE LOS CONFLICTOS ENTRE HOMBRES Y MUJERES. ¿Qué quieren las mujeres de los hombres?  Dan True:

• Falta de comunicación.
• Luchas por el poder.
• Diferencias económicas: 14%.
• Exceso de expectativas (por parte de uno o del otro): 6%.
• Diferencia de intereses: 5%.
• Diferentes ideas sexuales: 3%.
• Falta de consideración: 3%.
• Falta de intimidad: 2%.
• Ego desfigurado: 1%.
• Nada en común: 1%.
• Falta de flexibilidad: 1%.
• Falta de compromiso: 1%.
• Falta de sensibilidad: 1%.

En nuestra sociedad, el padre, se beneficia generalmente de un estatus que le reconoce una cierta autoridad.  En realidad, el poder pertenece a aquel que sea el persuasor más hábil. Lo que caracteriza la persuasión en este caso es que está diluida en el tiempo.  No basta con conquistar, en buena lid, la adhesión de su cónyuge y creer que todo se ha ganado definitivamente.  Si no hemos sabido testimoniar nuestro afecto y mostrarnos dignos de su confianza, nuestra autoridad y enfados no lograrán convencer a nuestro cónyuge, aunque tengamos razón. Es más grave perder la confianza o el afecto del compañero, que fracasar en los intentos de influir en él.

Es conveniente que marido y mujer no vacilen en expresar sus sentimientos positivos y negativos… los sentimientos no expresados causan una tensión interior, fuente de conflictos.  Para que una discusión sea satisfactoria no hay que vacilar en expresar aquello que se siente o se desea.    Se verá entonces no pocas veces, que la dificultad residía en uno mismo y que bastaba con pedir para obtener, ya que el otro estaba totalmente dispuesto a dejarse persuadir.

Con frecuencia, cuando los lazos afectivos son fuertes, el mejor abogado posible es el carácter del otro.  Dejado a su aire, tras una discusión aparentemente vana, defenderá la idea nuestra quizá mejor de lo que nosotros mismos la hubiéramos podido hacer nunca.   Por este motivo, una vez expresado claramente nuestro punto de vista, es inútil, e incluso perjudicial, proseguir una discusión que corre el riesgo de envenenarse.

El mejor terreno de entendimiento y por consiguiente, de persuasión, es la realización de un objetivo común… su resonancia positiva puede manifestarse hasta en los terrenos aparentemente más dispares.