Es frecuente que el hombre se sienta atacado y acusado por los sentimientos de la mujer, en especial cuando ésta está disgustada y habla de sus problemas. Al no comprender en qué somos diferentes, al hombre le cuesta entender que ella necesite comentar todo cuanto siente.
Porque está disgustada y le habla a él, el hombre supone que ella está disgustada con él. Cuando ella se queja, él oye una culpabilización. Muchos hombres no comprenden la necesidad de compartir los sentimientos de disgusto con los seres queridos.
Con práctica y conciencia de nuestras diferencias, las mujeres pueden aprender a expresar sus sentimientos sin que parezcan acusaciones. A fin de dar a entender al hombre que no está siendo acusado, cuando la mujer manifieste sus sentimientos puede hacer una pausa después de unos minutos de comunicación y agradecerle a su pareja la escucha activa y paciente.
Del mismo modo, al tiempo que describe sus problemas la mujer puede apoyar al hombre valorando el modo en que éste ha contribuido a dar comodidad y satisfacción a su vida. Si por ejemplo, se queja del trabajo, podría en algún momento mencionar lo agradable que es volver a casa y encontrarlo a él. Si se queja de las frustraciones que le ocasiona ser madre, podría mencionar cuánto se alegra de poder contar con la ayuda de él. Si se queja de la casa, podría mencionar lo bien que ha quedado la valla que él ha arreglado.
COMPARTIR RESPONSABILIDAD:
- El hombre debe esforzarse por recordar que no es lo mismo quejarse de problemas que culpabilizar, y que cuando una mujer se queja sólo está intentando liberarse de sus frustraciones hablando de ella. Y la mujer podrá esforzarse por hacer saber que, aunque se queje, también le valora mucho.
- A las mujeres no se les ocurre mostrar aprecio porque suponen que el hombre sabe cuánto aprecian ellas que se las escuche. Él no lo sabe. Mientras ella habla de problemas, él necesita algo que le confirme que ella sigue amándolo y valorándolo.
- Los problemas frustran a los hombres, a menos que estos estén haciendo algo para solucionarlos. Valorándolo, la mujer puede ayudarle a darse cuenta de que él también ayuda con sólo escuchar.
- No es preciso que la mujer reprima sus sentimientos, ni siquiera que los cambie, para apoyar a su pareja. Debe, sin embargo, manifestarlos de tal modo que no haga que el hombre se sienta atacado, acusado o culpabilizado.
CUATRO PALABRAS MÁGICAS DE APOYO:
- Las cuatro palabras mágicas que pueden pronunciarse en apoyo de un hombre son éstas: ‘no es culpa tuya’. La mujer puede aprender a mostrarse sensible hacia su oyente si comprende la tendencia de éste a sentirse fracasado en cuanto oye hablar de un montón de problemas.
- Cuando la esposa anima a escucharla, valorando a su pareja, resulta mucho más fácil ser un buen oyente.
ESCUCHAR SIN CULPABILIZAR: ¿qué hacer cuando se tienen ganas de culpabilizar?: tranquilizar a un hombre diciéndole que no es culpa suya o que no se le está acusando funciona siempre que ella no esté realmente acusándole, desaprobándole o criticándole. Si él es el objeto de su ataque, la mujer debe manifestar lo que siente a otra persona. Para hablar con él debe esperar hasta sentirse más afectuosa y centrada. Puede expresar su resentimiento a alguien con quien no esté disgustada, quien podrá darle el apoyo que necesita. Luego, cuando se sienta más afectuosa y capaz de perdonar, podrá con éxito dirigirse a él para manifestarle sus sentimientos:
- El hombre acusa a menudo a la mujer de culpabilizarle cuando ella está simple e inocentemente hablando de sus problemas. Esto resulta muy destructivo para la vida de la pareja, ya que bloquea la comunicación.
- Las respuestas respetuosas del hombre le dan a ella la oportunidad de retirar cualquier culpabilización que pudieran suponer sus palabras.
- Otro modo útil de enfocar la cuestión consiste en recordar que ella puede que necesite expresar su rabia, como una necesidad para la liberación de tensiones. Darse cuenta de eso, permite al hombre estar más relajado y recordar que, si es capaz de escuchar sin tomárselo como un ataque personal, cuando ella necesite expresar una queja, la expresa liberando tensión y valorará la actitud de escucha de su pareja.
EL ARTE DE ESCUCHAR:
- A medida que el hombre aprende a escuchar e interpretar correctamente los sentimientos de la mujer, la comunicación se hace más fácil. Como todo arte, el escuchar requiere práctica.
- Si está disgustada o ha tenido un día agobiante, el mayor desafío consiste en no tomármelo como algo personal. Así le permitimos que exprese lo que le preocupa y podemos ser capaces de aportar algo de luz para que sea capaz de comprender los motivos de su enfado. A veces manifestando un enfado -si hay un oyente facilitador inteligente- llegamos a un discernimiento de la situación que ha producido el problema y somos capaces de aprender de ello.
- Escuchar es una habilidad importante, que exige práctica, pero hay días en que el hombre está fatigado mentalmente, demasiado susceptible o agobiado como para traducir el significado que hay detrás de las palabras de la mujer. En tales momentos, debe decir por ejemplo: ‘ahora estoy cansado. Hablaremos después de cenar, cuando consiga recuperar fuerzas’.
- Las relaciones prosperan cuando la comunicación refleja una aceptación y un respeto a las diferencias del otro.
- Cuando surjan malentendidos, recuerda que ‘hablamos idiomas distintos’; tómate el tiempo que necesites para traducir lo que tu pareja quiere o desea decir en realidad y ¡escucha atentamente!