En toda la adolescencia se reactiva la educación que el niño ha recibido en sus primeros años.
Educar es estar ahí para guiarle, para ayudarle a crecer, estimular sus aptitudes intelectuales, anuales, morales y sentimentales.
SEGUIR TRES REGLAS IMPORTANTES:
- Hacerles saber que ocupan un lugar importante en nuestras vidas y que les queremos.
- Enseñarles que para conseguir algo, primero hay que esforzarse y que, algunas veces, ni aun así lo conseguirán.
- Establecer límites y responsabilidades, conforme a su edad.
PAUTAS DE CONDUCTA A SEGUIR:
- Comprender que los momentos de crisis por indecisión o por no saber cómo resolver una situación son normales. De estas crisis aprenderá a encontrar soluciones por sí solo.
- Observar cómo organiza su vida para controlar cómo evoluciona su emancipación.
- Fomentar su responsabilidad y no permitirle incoherencias como cambios de criterio al azar o por capricho, o no cumplir sus promesas.
- Imponer y mantener normas, pero que sean coherentes. Además, ambos padres debemos estar de acuerdo con ellas.
- En caso de rebeldía, hay que reflexionar y evaluar en qué puntos mantenemos influencia sobre nuestro hijo, sobre qué bases hay aún un nexo y qué armas tenemos nosotros para poder actuar.
LO QUE NO HAY QUE HACER:
- Echarnos la culpa de su comportamiento o echársela a su grupo de amigos.
- Dramatizar.
- Descalificarles con frases como ‘no vales para nada’.
- En caso de padres separados, utilizar a los hijos como intermediarios y para solucionar los problemas entre la pareja.
- Lanzarles mensajes incoherentes y contradictorios.
- Ceder a la primera ante sus protestas (aunque siempre hay excepciones para romper las reglas):