Apariencia-física

La fragilidad de nuestra imagen a veces nos causa perplejidad, otras asombro, otras preocupación.  No nos vemos con la misma mirada cada día.  La apariencia física tiene siempre el sello de la incertidumbre; según la mirada -sea propia o de los demás- la imagen corporal puede ahogarnos en la ilusión de Narciso, o sumergirnos en la depresión, si lo que vemos reflejado en el espejo no coincide con la idea que tenemos de nosotros.

Los criterios estéticos varían según las épocas, manteniendo una tendencia a discriminar y a excluir a aquellos que no corresponden al modelo privilegiado del momento.  Por otro lado, los conceptos de belleza y fealdad suelen estar relacionados, consciente o inconscientemente, con el bien y el mal, el crecimiento y la decadencia, la vida y la muerte.  De modo que el tema de la apariencia física siempre nos conduce más allá de las fronteras del cuerpo, hacia los dominios de la filosofía y la metafísica, hacia las dimensiones en que, simplemente por mirarnos al espejo, podemos llegar a preguntarnos quiénes somos.  Por tanto, las relaciones que establecemos con esa superficie vidriosa y refleja son complejas, exigentes, contradictorias.  Hay mañanas en que el espejo nos sonríe y otras en que se muestra implacable  Y lo peor es que este otro yo, esta imagen, este reflejo que hemos visto por la mañana, al levantarnos, nos acompañará durante todo el día.

Nunca la imagen que tenemos sobre nosotros mismos es toda la verdad porque sólo podemos ver fragmentos  de nosotros.  Pero todo lo que creemos ser reforzará lo que vemos en el espejo.  De allí la necesidad de una reorientación de las creencias para mejorar la autoimagen.

ATRACTIVO:

  • Se dice que los adolescentes atractivos tienen mejor salud, practican más deporte, son mejor aceptados por sus iguales y suelen tener mayores éxitos académicos. Sin embargo los chicos y chicas más guapos tienen peor autoestima durante la preadolescencia que los menos atractivos, pero con los años les superan en autoconfianza.
  • Una de las ventajas más importantes del atractivo físico puede identificarse a través de las interacciones sociales. Por ejemplo, las personas juzgan más positivamente a los atractivos que a los ‘feos’. Además, las habilidades sociales afectivas están más desarrolladas en los primeros que en los segundos”.
  • Las prebendas sociales del atractivo físico “no sólo se producen en los adultos, sino también en los niños y en los adolescentes. Así, algunos estudios han verificado que los profesores aceptan mejor a los guapos que a sus homólogos menos favorecidos. Consideran también más populares entre los compañeros a las niñas más interesantes… Los adolescentes atractivos son más propensos a recibir una retroalimentación social más positiva y la autoestima depende, en gran parte, de la aceptación y el aprecio recibido de los demás
  • La baja autoestima a estas edades es un factor de riesgo de varios problemas de comportamiento (como conductas delictivas), de depresión e, incluso, de ideas suicidas. Los padres y los educadores deben tener esto en cuenta cuando manifiesten sus expectativas a los pequeños. También tienen que valorar que la sociedad actual otorga cada vez más importancia a la belleza, por lo que deben fomentar otros valores en los chicos y chicas menos guapos con el fin de que su autoestima aumente con los años y tengan así menos riesgo de padecer enfermedades como la anorexia o la bulimia.

DISMORFOFOBIA:

La dismorfofobia, también denominada trastorno dismórfico corporal o síndrome de distorsión de la imagen, es un trastorno de la percepción y valoración corporal que consiste en una preocupación exagerada por algún defecto inexistente en la apariencia física, o bien, en una valoración desproporcionada de posibles anomalías físicas que pudiera presentar un individuo aparentemente normal.  La fobia a la deformidad física es un cuadro clínico bastante frecuente; quienes poseen la convicción obsesiva de tener una parte o todo el cuerpo deformes sufren angustia por su supuesta “fealdad” y tienden a que imperfecciones minúsculas asuman una importancia desmesurada. Las quejas pueden concretarse en cualquier parte del cuerpo y afectan por igual a personas atractivas y a quienes no lo son.  Los estudios demuestran que en el 45 % de los casos la queja se centra en la forma de la nariz, si bien, las alteraciones, imaginarias o mínimas, pueden corresponder a la cara (granos, boca, mandíbula…), el peso, la estatura, el trasero, la barriga, el cabello, los pechos, pies, manos, genitales, piernas, etc.  Esta fobia o miedo a no tener un aspecto normal se observa con más frecuencia en los adolescentes de ambos sexos y esta extremadamente ligada a las transformaciones que se dan en la pubertad, comenzando hacia los doce años y finalizando, en los casos no patológicos, hacia los dieciocho o veinte años.

  • Causas: la aparición de la dismorfofobia puede deberse a múltiples causas, las cuales normalmente actúan sobre una cierta predisposición individual.  En la gran mayoría de pacientes encontramos que en su infancia se burlaron de su cuerpo o de alguna parte del mismo, si bien, es en el comienzo de la adolescencia cuando existe una mayor sensibilidad a la crítica, al comentario y a la comparación. En la edad adolescente el individuo todavía se encuentra en formación y, carente de experiencia, psicológicamente es incapaz de defenderse de las agresiones externas: un posible comentario proveniente de los padres o de los amigos asume una importancia enorme si lo comparamos con las repercusiones que pudiera tener en el adulto, que puede vivirlo incluso como divertido o gracioso.  Este temor propio de los adolescentes de todas las épocas está siendo hoy exacerbado por las continuas imágenes difundidas por los medios de comunicación. La obsesión por el cuerpo es, sin duda, una característica de nuestro tiempo y el culto que se le rinde es cada vez más importante. Los jóvenes están siendo obligados a compararse con el estereotipo rígido de belleza y salud que la sociedad nos propone.  La alta competitividad de la sociedad en la que vivimos, el bombardeo publicitario de modelos con cuerpos perfectos y la falta de valores reales provocarán en el adolescente una disminución de la autoestima de manera que su único mecanismo de defensa será acrecentar el grado de identificación con el grupo que frecuenta, con la imagen que está de moda o con su propio ídolo. Así, el grupo de los amigos se convertirá en uno de los principales puntos de referencia cuya aprobación o rechazo, real o imaginario, reviste gran importancia en este particular momento de la vida, haciendo al adolescente extremadamente dependiente de este tipo de opiniones. Esto es aún más acentuado en las adolescentes. En ellas se aprecia una mayor necesidad de sentirse bellas y admiradas: en encuestas realizadas en muchachas de 11 a 19 años, la preocupación principal es su apariencia física (59%) y solo el 4% aspira a una mayor capacidad intelectual.  La gravedad del proceso dismorfofóbico es todavía mayor cuando esta fobia persiste en la edad adulta: Al finalizar la adolescencia la persona debe haber adquirido la suficiente madurez psíquica y un sentido de seguridad en sí mismo tal que le permita superar cualquier impedimento motivado por su aspecto físico y relacionarse adecuadamente con sus semejantes. No se puede negar que un aspecto físico no particularmente atractivo sea causa de sufrimiento, sin embargo, eso es diferente a la fobia adolescente a no ser normal. Por otra parte, en nuestra sociedad el adulto tiene a su alcance mayores posibilidades de resolver su problema gracias a la contribución de la cirugía plástica a la mejoría general de la condición estética de la humanidad. Otra circunstancia en la que con frecuencia encontramos este cuadro es en mujeres a las que el marido socava su seguridad mediante ofensas y comentarios sobre su físico.

APOYO: en toda la adolescencia se reactiva la educación que el niño ha recibido en sus primeros años. Educar es estar ahí para guiarle, para ayudarle a crecer, estimular sus aptitudes intelectuales, manuales, morales y sentimentales.

SEGUIR TRES REGLAS IMPORTANTES:

  • Hacerles saber que ocupan un lugar importante en nuestras vidas y que les queremos.
  • Enseñarles que para conseguir algo, primero hay que esforzarse y que, algunas veces, ni aun así lo conseguirán.
  • Establecer límites y responsabilidades, conforme a su edad.

PAUTAS DE CONDUCTA A SEGUIR:

  • Comprender que los momentos de crisis por indecisión o por no saber cómo resolver una situación son normales. De estas crisis aprenderá a encontrar soluciones por sí solo.
  • Observar cómo organiza su vida para controlar cómo evoluciona su emancipación.
  • Fomentar su responsabilidad y no permitirle incoherencias como cambios de criterio al azar o por capricho, o no cumplir sus promesas.
  • Imponer y mantener normas, pero que sean coherentes. Además, ambos padres debemos estar de acuerdo con ellas.
  • En caso de rebeldía, hay que reflexionar y evaluar en qué puntos mantenemos influencia sobre nuestro hijo, sobre qué bases hay aún  un nexo y qué armas tenemos para poder actuar; si son suficientes o necesitamos ayuda.

LO QUE NO HAY QUE HACER:

  • Echarnos la culpa de su comportamiento o echársela a su grupo de amigos.
  • Dramatizar.
  • Descalificarles con frases como ‘no vales para nada’.
  • En caso de padres separados, utilizar a los hijos como intermediarios o para solucionar los problemas entre la pareja.
  • Lanzarles mensajes incoherentes y contradictorios.
  • Ceder a la primera ante sus protestas (aunque siempre hay excepciones para romper las reglas).