Para mí las palabras son como un cristal para mirar a través de él el verdadero significado de lo que estoy diciendo (12).
Siempre es difícil adentrarse en el verdadero significado que está más allá de las palabras y no extraviarse en ellas (13).
La mayoría de nosotros vive basándose en palabras, y las palabras, como la memoria, son el producto del pasado. Un hombre que vive en el pasado no puede comprender el presente (16).
Las palabras lo embrollan todo (16).
Estimo que es importante conocer el sentido de las palabras, no sólo superficialmente, de acuerdo al diccionario, sino asimismo viendo su significado más allá del mero nivel superficial; porque las palabras nos hipnotizan y creemos que, por el hecho de entender una palabra, comprendemos todo el contenido de esa palabra. La palabra se vuelve significativa, tan sólo cuando vamos más allá del nivel superficial, del uso ordinario o común, y vemos su sentido más profundo. Hemos sido hipnotizados por ciertas palabras como ‘Dios’, ‘amor’, ‘vida sencilla’; especialmente en estos tiempos en los que hay tanta confusión, en los que hay tantos líderes, libros, teorías y opiniones, estamos propensos a ser fácilmente hipnotizados por la palabra (50).
Las palabras son cenizas, y el vivir de explicaciones, de palabras, da lugar a una vida vacua, a una existencia árida (34).
El uso de las palabras se limita a la comunicación, y no a la vivencia del hecho mismo (34).
Quisiera señalar que las palabras en sí, tienen muy poco sentido. Son símbolos, usados con objeto de comunicarse. Tengo que usar ciertas palabras, pero las empleo con el fin de conversar; y a través de ellas uno tiene que tentar su camino hacia cosas que no son explicables con palabras; y en eso hay un peligro, porque somos propensos a interpretar las palabras de acuerdo a nuestro agrado o desagrado, y perder por lo tanto el significado de lo que en realidad se ha dicho. Estamos tratando de descubrir qué es falso y qué es verdadero, y para hacer esto, tiene uno que ir más allá de las palabras. Para ver algo muy claramente, para ver la rosa, la flor, para ver a otra persona sin interpretación, debéis morir para la palabra, para los recuerdos sobre esa persona. Entonces sabréis qué es la verdad (34).
Tomad el sentido, más que quedaros con las palabras (47).
La palabra nunca es la cosa, el símbolo no es nunca la esencia, la verdad. Sería algo muy infortunado que quedásemos presos del simbolismo, de las palabras, porque el símbolo la palabra nunca es lo real. Cuando la palabra o el símbolo llegan a ser importantes, la cosa real ha desaparecido, ha dejado de tener sustancia o validez (38).
Usted podrá hacer un concepto de un hecho, y así extraviarse entre conceptos, pero lo real permanece siempre (52).
Nuestras palabras son tiempo [producto residuo del pasado vivido por una mente condicionada], y con esas palabras medimos un estado que no es mensurable [la palabra no es la cosa]; y lo que no es mensurable no pertenece al tiempo (24).
No debemos usar palabras sin referente, palabras sin sentido, sin algo detrás de ellas [de lo que no se puede hablar es mejor callarse decía L. Wittgenstein]. La palabra reloj tiene referente, pero buen gobierno no lo tiene (55).
El hombre realmente serio, a quien le urge descubrir qué es la verdad, qué es el amor, no tiene concepto alguno. Vive solamente en lo que es (44).
Las palabras tienen sentido sólo en un determinado nivel; tienen un modo de falsear, de no dar todo el significado a sus símbolos [la palabra habla del ser de la cosa de una manera parcial], de crear un engaño que no es en absoluto premeditado (46).
La palabra es la pantalla del medio [esa pantalla impide ver la realidad de forma plena] (46).
Pregunta: los conceptos son particularmente herramientas humanas que extienden nuestro rango de visión. Krishnamurti: no veo por qué debo tener un concepto (17).
Es útil investigar primeramente las raíces etimológicas de las palabras, raíces que pueden revelar un significado más profundo y universal que sigue implícito, aun cuando haya sido encubierto por el uso rutinario de las palabras, generado por la tradición y el hábito. David Bohm (17).
Cuando uso una palabra con un significado preciso, y usted también tiene el mismo significado precisamente para esa palabra, hay entre nosotros una comunicación directa (17).