Khrishnamurti: no hay justicia en el mundo. Eso es evidente.
Renée Weber: hay muy poca.
K: no hay ninguna. Porque usted es lista y yo no. Usted es alta, yo soy bajo. Usted nació rica, yo nací en una chabola. Usted tiene toda clase de oportunidades, yo no. Usted conduce los mejores automóviles y yo voy a pie. Usted tiene un buen cerebro y yo no. Usted es libre, yo no lo soy. Está muy claro que no hay justicia. Queremos justicia pero no hay ninguna.
RW: ¿qué se deduce de eso? ¿La naturaleza ha distribuido las cosas de forma desigual?
K: primero acepte eso, vea que no hay justicia alguna.
RW: no hay igualdad, yo lo expresaría de ese modo.
K: no hay igualdad. No, no hay ninguna justicia.
RW: muy bien, en ese sentido ¿qué sigue?
K: lo que sigue es lo que me sucede cuando veo que no hay justicia. Soy un hombre pobre, no hay justicia en el mundo. O bien me vuelvo amargado, furioso, violento.
RW: o deprimido.
K: por supuesto, deprimido. Así que si no hago ninguna de esas cosas -no estoy hablando de igualdad, ni siquiera estoy buscando igualdad-, entonces soy un hombre libre (18).