EL VIEJO ARTE DEL AUTOLIDERAZGO
“La gente buena se consolida sin cesar”. Confucio.
Hace muchos siglos, en el antiguo Oriente, los grandes maestros desarrollaron y pulieron una filosofía llamada kaizen. Esta palabra japonesa significa mejora constante. Y es la marca de fábrica de todo hombre o mujer que vive una existencia despierta y dinámica.
Si de veras quieres mejorar tu mundo exterior, llámese tu salud, tus relaciones o tus finanzas, debes primero mejorar tu mundo interior. El modo más eficaz de conseguirlo es mediante la práctica de una continua autosuperación. El autodominio es el ADN del dominio de la vida.
En nuestra sociedad etiquetamos al ignorante como débil. No obstante, quienes expresan su falta de conocimientos y buscan instruirse encuentran el camino del esclarecimiento antes que los demás… El cambio es la fuerza más poderosa que tiene nuestra sociedad de hoy. Mucha gente lo teme, pero los sabios lo abrazan sin reservas. La tradición zen habla de la mente del principiante: quienes están abiertos a nuevos conceptos son siempre los que alcanzan niveles más altos de realización. No tengas el menor reparo en preguntar lo que sea, por más básico que parezca. Las preguntas son el modo más efectivo de suscitar el conocimiento.
Cuando has dedicado tiempo a forjarte un carácter fuerte, imbuido de disciplina, vigor, poder y optimismo, puedes tenerlo todo y hacer todo lo que quieras en tu mundo exterior. Cuando has cultivado un sentido profundo de la fe en tus posibilidades y un espíritu indomable, nada puede impedir que triunfes en lo que te propongas y que vivas con grandes recompensas. Dedicar un tiempo a cultivar tu propia mente, a ocuparse del cuerpo te pondrá en situación de desarrollar más riqueza en tu vida. Es como dijo Epicteto hace muchos años: ‘ningún hombre es libre si no es dueño de sí mismo’.
El coraje te permite correr tu propia carrera, te permite hacer lo que quieres porque sabes que está bien. El coraje te da el autocontrol para perseverar allí donde otros desfallecen. El grado de coraje con el que vives determina la dosis de satisfacción que recibes. Te permite, además, comprender todas las exquisitas maravillas de esa épica que es tu vida. Y quienes tienen el conocimiento de si mismos poseen coraje en abundancia.
El yogui Raman y, para el caso, todos los Sabios de Sivana, creían que las personas crecen más cuando entran en la zona de lo desconocido…El yogui Raman dice que ‘los únicos límites son aquellos que tú mismo te pones’. Cuando te atreves a salir de tu círculo de comodidad y explorar lo desconocido, empiezas a liberar tu verdadero potencial humano. Es el primer paso hacia el autodominio y el dominio sobre todas las otras circunstancias de tu vida. Cuando se fuerzan los límites, estás abriendo reservas físicas y mentales que ni siquiera imaginabas tener.
El arte del kaizen se practica esforzándose cada día. Afánate por mejorar tu cuerpo y tu mente. Nutre tu espíritu. Haz esas cosas que temes. Empieza a vivir con energía desbordante y entusiasmo ilimitado. Ve salir el sol. Baila bajo una ducha de lluvia. Sé la persona que sueñas ser. Haz las cosas que siempre has querido hacer pero no hacías porque creías que eras demasiado pobre. Prepárate para vivir una vida de verdad, plena e intensa. En Oriente dicen que la suerte favorece a las mentes preparadas. También la vida también favorece a la mente preparada.
Identifica las cosas que te frenan… Haz un inventario de tus flaquezas… Tómate tiempo para reflexionar acerca de qué te está impidiendo llevar la vida que realmente te gustaría y podrías llevar. Cuando hayas identificado tus debilidades, el paso siguiente es afrontarlas con decisión y tratar de resolver los miedos… El miedo no es más que un monstruo mental que tú mismo creas, una corriente negativa del condicionamiento mental… Una vez que conquistas tus miedos, conquistas tu vida.
Fíjate en los niños pequeños. No tienen límites. Su mente es un exuberante panorama de posibilidades. Adecuadamente cultivada, esa mente les llevará a la grandeza. Llena de negatividad, les conducirá al fracaso… Ninguna experiencia… es en sí misma dolorosa o placentera. Es tu pensamiento quien la hace una cosa u otra.
Se podría adiestrar a un niño pequeño para que le deprimiera un espléndido día de sol… Todo es cuestión de condicionamiento.
Lo mismo pasa con el miedo. El miedo es una respuesta condicionada: un hábito arrasador que puede consumir fácilmente toda tu energía y creatividad si no estás atento. Cuando el miedo enseñe su horrible cabeza, córtasela de cuajo. La mejor manera es hacer precisamente esa cosa que temes. Has de entender el funcionamiento del miedo. Es algo que tú creas. Busca metódicamente y luego destruye todos los miedos que se han colado en la fortaleza de tu mente. Bastará con eso para que tengas más confianza, felicidad y tranquilidad de ánimo.
Lo que separa a las personas en proceso de autorrealización de aquellas que viven sin esa inspiración es que los primeros hacen cosas que a la gente común no les gusta hacer. La gente que sigue el camino del desarrollo personal, la que experimenta la felicidad a diario, está dispuesta a renunciar a un placer a corto plazo a cambio de una satisfacción a largo plazo. De modo que encara sus miedos y debilidades con valor, aunque zambullirse en la zona de lo desconocido le suponga ciertas incomodidades. Esa gente vive según al filosofía del kaizen: mejorar cada aspecto de sí mismos constantemente. Con el tiempo, cosas que antes eran difíciles dejan de serlo. Miedos que antaño les impedían experimentar la dicha que merecían caen en el camino como árboles en un huracán.
La felicidad se consigue gracias a la progresiva realización de un propósito digno. Si tú haces lo que realmente amas hacer, estás destinado a sentir la máxima satisfacción… Hacer lo que uno ama… requiere mucho coraje. Requiere que salgas de tu zona de confort. Y el cambio, al principio, siempre es un poco incómodo. Y arriesgado. Pero es la manera más segura de tener una vida más plena.
Cuanto estás embarcado en un proceso de autorrealización, cada momento de tu vida es una superación.