Estado de la mente que se pregunta por el sentido de la vida

 

Estado de la mente que se preguntaSin comprender el verdadero sentido de la existencia, el limitarse a organizar la sociedad conforme a algún modelo en particular, es cultivar el conflicto, la confusión, la desdicha (15).

¿Tiene la vida un objeto, un propósito?  Y, ¿cuál es el estado de la mente que hace tal pregunta?  Por cierto, esto es mucho más importante que descubrir si la vida tiene significado.  Después de todo, ¿qué es la vida?  ¿Puede ser abarcada por la mente?  La vida es pena y alegría, las sonrisas, las lágrimas, y la lucha incesante; es la extraordinaria profundidad y belleza de cada cosa y de ninguna.  La vida es inmensa, no puede ser abarcada por una mente pequeña; y es la pequeña mente la que formula esta pregunta.  Porque la pequeña mente está confusa, como lo estamos la mayoría de nosotros, quiere saber cuál es el propósito de la vida.  Como estamos confusos en lo político, en lo económico, y también en lo espiritual, en lo íntimo, deseamos una directiva, queremos que se nos diga lo que debemos hacer; y cuando preguntamos, la respuesta que recibimos es invariablemente confusa, porque la mente confusa proyecta o interpreta la respuesta (19).

El propósito de la vida es vivir, no en el caos completo y en la confusión que llamamos vivir, sino vivir de un modo totalmente distinto, vivir una vida plena, una vida íntegra, vivir de ese mismo modo hoy mismo.  Ese es el verdadero significado de la vida: vivir, no heroicamente, sino vivir de esa manera completa interiormente, sin temor, sin esfuerzo y sin todo el resto de esta desdicha en la que nos debatimos (37).

Hay muchas personas que le indicarán a usted el propósito de la vida; le dirán lo que sostienen los libros sagrados.  Personas ingeniosas seguirán inventando cuál es el propósito de la vida.  La agrupación política tendrá un propósito, el grupo religioso tendrá otro propósito, y así sucesivamente.  Entonces, ¿cuál es el propósito de la vida cuando uno mismo está confuso?  Sólo cuando estoy confuso le formulo esta pregunta: ‘¿cuál es el propósito de la vida?’, porque espero que, en medio de esta confusión, encontraré una respuesta.  ¿Cómo puedo encontrar una respuesta genuina cuando estoy confuso?  Si estoy confuso, sólo puedo recibir una respuesta también confusa.  Si mi mente está confundida, perturbada, si mi mente carece de belleza, de quietud, cualquiera que sea la respuesta que yo reciba, pasará por esta pantalla de confusión, ansiedad y miedo; por lo tanto, la respuesta estará desnaturalizada.  En consecuencia, lo que importa no es preguntar: ‘¿cuál es el propósito de la vida, de la existencia?’, sino esclarecer la confusión que hay dentro de usted.  Es como un hombre ciego que pregunta: ‘¿qué es la luz?’.  Si le digo qué es la luz, él escuchará conforme a su ceguera, conforme a su oscuridad; pero suponga que él es capaz de ver; entonces jamás preguntará: ‘¿qué es la luz?’.  La luz está ahí.  De igual manera, si usted puede clarificar su confusión interna, descubrirá cuál es el propósito de la vida; no tendrá que preguntar, no tendrá que buscarlo; todo cuanto tiene que hacer es liberarse de las causas que generan la confusión (42).

Todos habéis reconocido que estáis bastante confusos.  Ahora bien, ¿creéis que una mente confusa puede descubrir cuál es el propósito de la vida?  Por mucho que tantee y busque, una mente confusa sólo puede hallar algo que la confunda más.  Cualquier cosa que una mente confusa busque y encuentre, tiene que ser también confusa; sus líderes, sus gurus, sus fines, reflejarán su propia confusión.  La mayoría de nosotros tenemos miedo de reconocer el hecho de que estamos confusos, porque entonces tendríamos que confesar nuestra propia incapacidad total, nuestra derrota, lo que significaría desesperación, o humildad.  La desesperación conduce a la amargura, al cinismo, y a filosofías grotescas; pero cuando hay verdadera humildad, entonces podemos realmente empezar a buscar y a comprender.  Cuando vinisteis todos aquí, preguntando cuál es el propósito de la vida, queríais ‘obtener’ un propósito, una meta.  Es evidente que habéis hecho a otros la misma pregunta, pero sus respuestas tienen que haber sido insatisfactorias, y por eso habéis venido aquí.  Estabais escogiendo, y, como dijimos, la elección nace de la confusión.  Como estabais confusos, queríais estar seguros, y una mente que trata de tener certeza cuando está confusa, sólo mantiene la confusión.  La certeza añadida a la confusión interna, sólo aumenta la confusión (67).