Es importante escuchar con cierto sentido de calma, con una cualidad de atención en la cual no haya esfuerzo ni resistencia, pues para la mayoría de nosotros, la resistencia es un mecanismo defensivo que entra en acción de modo muy instintivo, natural. Instintivamente nos retiramos cuando alguna cosa no nos agrada, nos volvemos defensivos de modo verbal, disputador, intelectual, en formas distintas. Esa actitud defensiva nos impide escuchar, investigar (38).
La vida es conflicto. El cerebro se resiste. Dejémoslo que se resista. Escuchar, moverse. No debemos quedarnos con la resistencia. Observar vuestra resistencia y continuar moviéndonos (62).
La mayoría de nosotros escucha a través de un filtro de resistencia. Si durante esta disertación algo de lo que se dice resulta opuesto a vuestro modo de pensar y a vuestra creencia, escuchad. Nada más. No resistáis. Podréis tener razón, y yo podré estar equivocado, pero escuchando y considerando esto juntos, vamos a descubrir qué es la verdad [hay que descubrir si lo que realmente estamos oyendo tiene algún valor y para eso es preciso escuchar de forma atenta]. La verdad no puede dárosla nadie. Tenéis que descubrirla; y para descubrir es preciso que haya un estado mental en el que exista la percepción directa [sin la participación del pensar, o de la reacción que implica el pensamiento]. No hay percepción directa cuando hay una resistencia, una defensa, una protección (43).
Escuchamos con placer o resistencia, con aceptación o repulsión, pero eso no es escuchar. Para escuchar es necesario que haya quietud interior, liberación del afán de adquirir, una atención sin resistencia. Este estado alerta y, sin embargo, pasivo es capaz de oír lo que está más allá de la conclusión verbal [ésta es producto de nuestros prejuicios] (46).