Escuchamos para aprender, para adquirir; retenemos en la mente lo que hemos aprendido, y desde ahí procedemos a actuar [decía Sócrates aprende a escuchar] (19).
Si la mente es capaz de escuchar [para ello tiene que estar atenta = no pensar mientras se escucha], ese mismo escuchar produce buena mente, de la cual puede surgir la acción (19).
Si podéis escuchar lo que está en marcha en el mundo, la desdicha, la confusión, escucharlo de modo total, completo, sin traducirlo en términos de vuestro propio conocimiento, en términos de la información acumulada por vuestra pequeña y mezquina mente, entonces tal vez ese mismo escuchar sea actuar. Y eso es lo que necesitamos. Acción. Mas, para actuar, habéis de tener sencillez, y ésta no se deriva de la complejidad del conocimiento (38).
El propio escuchar es el hacer. No es escuchar primero, luego tener la idea y después llevar a cabo la idea, lo cual es algo por completo diferente. Mire, yo he practicado yoga por muchos años. He tenido distintos maestros de yoga, y lo hacía mientras ellos me enseñaban; lo cual significa que no había contradicción entre el actuar y el escuchar (45).
El escuchar es, en sí mismo, una acción completa [si hay atención plena] (42).
¿Están observando sus propias reacciones, la manera como trabaja el cerebro de ustedes? O sea, acción, reacción, de atrás para delante, de adelante para atrás, lo cual implica que no escuchan. Escuchan sólo cuando se detiene esta acción-reacción [no hay pensamiento]; entonces hay un puro escuchar (69).