Una noche, en la India, me desperté; eran las doce y cuarto, pues miré el reloj. Y -vacilo al decir esto porque suena extravagante- había sido alcanzada la fuente de toda la energía. Y eso tuvo un efecto extraordinario sobre el cerebro. Y también físicamente. Siento tener que hablar de mí mismo pero literalmente no había división en absoluto, ningún sentido del ‘yo’, del mundo. Sólo esta sensación de una tremenda fuente de energía (27).
Krishnamurti: hay una tremenda energía, una energía sin límites, una energía que no es creada por el pensamiento, energía que ha nacido fuera del conocimiento. Una energía de una clase completamente diferente que, entonces, actúa. Esa energía es compasión, amor. Entonces, ese amor y compasión son inteligencia y esa inteligencia actúa. AP: esa acción no tiene raíces en el ‘yo’. K: no, no. Lo que sucede es que él ha encontrado esa energía que es compasión, amor e inteligencia. Esa inteligencia actúa en la vida. Cuando no está el ‘yo’ está lo ‘otro’. Lo ‘otro’ es compasión, amor y esta enorme energía sin límites. Esa inteligencia actúa (62).
A menos que descubramos la calidad de esa energía que no es meramente el producto del pensamiento, el cual poco a poco genera energía, pero una energía que es también mecánica, a menos que descubramos esa calidad de energía, la acción será destructiva, ya sea que hagamos reformas sociales, escribamos libros excelentes, seamos muy hábiles en los negocios, o generemos divisiones nacionalistas y participemos en otras actividades políticas y demás. La forma más elevada, el apogeo de esta energía, es el estado de la mente cuando cesan las ideas, los pensamientos, todo sentido de dirección o motivo; cuando la mente es energía pura. Y esa calidad de energía no puede ser buscada. Usted no puede decir: ‘bueno, dígame cómo obtenerla, cuál es el método, el modus operandi’. No hay método para ello. Para descubrir por nosotros mismos la naturaleza de esta energía, debemos empezar a comprender la energía que empleamos diariamente cuando hablamos, cuando oímos un pájaro, una voz, cuando vemos el río, el vasto cielo, cuando vemos a los aldeanos sucios, descuidados, enfermos, medio muertos de hambre, y el árbol que en el atardecer se aparta de toda la luz del día. La observación misma de todo esto es energía. Y esta energía la obtenemos de los alimentos, de los rayos solares. Esta energía física, cotidiana, que uno tiene, es obvio que puede ser aumentada, incrementada mediante la correcta clase de alimentación y demás. Eso es, evidentemente, necesario. Pero esa misma energía, que se convierte en energía psíquica, o sea, en pensamiento, tan pronto entra en cualquier tipo de contradicción interna, esa energía es un desperdicio energético (42).
La energía es acción y movimiento. Toda acción es movimiento y toda acción es energía. Todo sentimiento es energía. Todo pensamiento es energía. Todo ser vivo es energía. Toda vida es energía. Si se permite que esa energía fluya sin ninguna contradicción, sin ninguna dirección, sin ningún conflicto, entonces esa energía es ilimitada, interminable. Cuando no existe fricción no hay fronteras para la energía. La fricción es lo que produce las limitaciones de la energía (59).