‘Nuestro problema inmediato es cómo ayudar al chico a comprender este periodo de la adolescencia, sin hacer nada, sin embargo, que pudiera animarlo a saltar por la borda en su relación con el sexo opuesto’. ¿Cómo hacéis frente ahora al problema? ‘Vacilamos y titubeamos. Hablamos vagamente sobre el dominio de las propias emociones, la disciplina de nuestros deseos y, desde luego, siempre están los ejemplos, los héroes de la virtud -exclamó la primera maestra-. Les recalcamos la importancia de seguir los ideales, de hacer una limpia vida de moderación, de respetar el orden social y todo eso. En algunos de los niños esto tiene un efecto estabilizador; en otros, ningún efecto en absoluto, y unos cuantos se asustan; pero creo que el miedo pronto se disipa. El problema es cómo ayudar al estudiante a lidiar con el impulso sexual cuando llegue a la adolescencia, sin ser derribado por él’. ¿Surge el impulso sexual solamente cuando el muchacho o la muchacha llegan a la adolescencia, o existe en una forma más sencilla y libre durante todos los años que preceden a la adolescencia? ¿No hay que ayudar al niño a comprenderlo desde la más temprana edad posible y no sólo en cierto periodo avanzado de su desarrollo? Si llega uno a la adolescencia sin haber sido bien educado, entonces evidentemente el impulso sexual asume una importancia dominante, y se vuelve casi incontrolable (67).