Krishnamurti: uno tiene que ser su propia luz y no puede depender en absoluto de nadie. No puede obtener iluminación de otro, sea quien fuere: Dios, los salvadores y los budas. No puede ser trasmitida por otro; uno tiene que ser total y completamente una luz para sí. Eso no significa de forma egoísta, no se refiere a una actividad egocéntrica. Al contrario, ser su propia luz significa comprenderse a sí mismo tan por completo, que en ese entendimiento no haya distorsión alguna de lo que uno es.
B. L.: ¿quiere usted decir, entonces, que ninguno de nosotros necesita que se nos trasmita ninguna de estas enseñanzas, que todos podemos descubrir estas cosas por nuestra cuenta?
K: todo hombre es la historia de la humanidad [está condicionado], evidentemente. Y si uno sabe leerse a sí mismo, la propia historia que es muy compleja, que requiere muchísima atención, uno tiene una mente que no tergiversa los hechos [mente lúcida], lo que realmente se ve; con una atención así, despierta y sensible, la cual no es una cuestión de esfuerzo [el esfuerzo es cosa de la mente confusa], uno puede leer respecto a sí mismo sin ninguna ilusión.
B. L.: pero hay una línea muy tenue, tal como yo lo veo, que separa lo que usted dice respecto a esa atención, de lo que hacemos la mayor parte del tiempo, que es concentrarnos en nosotros mismos.
K: eso no es más que actividad egocéntrica [de la mente confusa, condicionada].
B. L.: bueno, claro, por supuesto que lo es, pero nosotros somos egocéntricos.
K: por lo tanto, dado que somos egocéntricos y que eso está causando estragos en el mundo, ¿por qué no nos damos cuenta del daño que estamos ocasionando?
B. L.: bueno, ésa es una pregunta que yo debería hacerle a usted, ¿por qué no nos damos cuenta?
K: o bien somos completamente indiferentes al mundo y a lo que está sucediendo o estamos consumidos por nuestros propios deseos y placeres, de modo que no nos importa lo que sucede en tanto nos sintamos satisfechos.