Autoridad internacional en budismo y autor del artículo sobre el Buda, en la Enciclopedia Británica. Diálogos con Krishnamurti. J. Krishnamurti:
- He estado siguiendo su enseñanza, si me permite usar esa palabra, desde mi juventud. He leído la mayoría de sus libros con gran interés, y he querido mantener esta discusión con usted desde hace mucho tiempo. Para alguien que conozca bastante bien las enseñanzas del Buda, las suyas le resultan algo muy familiar, no son algo nuevo para él. Lo que el Buda enseñó hace 2500 años hoy lo enseña usted con una expresión nueva, en un nuevo estilo, en una nueva envoltura. Cuando leo sus libros, a menudo hago anotaciones en el margen, comparando lo que usted dice con el Buda; a veces incluso cito capítulo y versículo, o el texto no sólo de las enseñanzas originales del Buda, sino también las ideas de filósofos budistas posteriores; también éstas las formula usted prácticamente del mismo modo. Me sorprendió la forma tan bella y perfecta en que usted las ha expresado.
- Así que, para empezar, quisiera mencionar brevemente unos cuantos puntos que las enseñanzas del Buda y las suyas tienen en común. Por ejemplo, el Buda no aceptó la noción de un Dios creador que rige el mundo y que premia y castiga a la gente según sus actos. Creo que usted tampoco la acepta. El Buda no aceptó la antigua idea védica o brahmánica de un alma o atman eterna, permanente, sempiterna e inmutable. El Buda lo negaba. Tampoco usted, según creo, acepta ese concepto.
- El Buda, en sus enseñanzas, parte de la premisa de que la vida humana es aflicción, sufrimiento, conflicto y dolor. Y en sus libros siempre se hace hincapié en lo mismo. Además, el Buda afirma que la causa de este conflicto y sufrimiento es el egoísmo creado por la noción errónea de mi ego, mi atman. Creo que usted también dice eso.
- El Buda dice que cuando se está libre de deseo, de apego, del ego, uno se libera del sufrimiento y del conflicto. Y me acuerdo que usted dijo en alguna parte que la libertad significa estar libre de todo apego. Eso es exactamente lo que enseñó el Buda: de todo apego. No distinguió entre buen apego y malo; claro que esa distinción existe en la práctica de la vida diaria, pero en última instancia no hay tal división.
- Luego está la percepción de la verdad, la realización de la verdad, es decir, ver las cosas como son; cuando se hace eso, se ve la realidad, se ve la verdad y se es libre del conflicto. Creo que usted ha dicho esto muy a menudo, por ejemplo en el libro Verdad y Realidad. Esto es muy conocido en el pensamiento budista como samvrti-satya, y paramartha-satya: samvrti-satya es la verdad convencional, y paramartha-satya es la verdad última o absoluta. Y no se puede ver la verdad absoluta o última sin ver la verdad convencional o relativa. Ésa es la postura budista. Creo que usted dice lo mismo.
- En un nivel más general, pero de mucha importancia, usted siempre dice que no hay que depender de la autoridad, de la autoridad de nadie, de las enseñanzas de nadie. Cada uno tiene que realizarlo por sí mismo, verlo por su propia cuenta. Ésa es una enseñanza muy conocida en budismo. El Buda dijo, no acepten nada por el mero hecho de que lo diga la religión o las escrituras, o un maestro espiritual o gurú, acéptenlo sólo si ven por sí mismos que es correcto; si ven que es erróneo o malo, entonces rechácenlo.
- En una discusión muy interesante que usted sostuvo con Swami Venkatesananda, él le preguntó sobre la importancia de los gurús, e invariablemente usted le respondió: ¿qué puede hacer un gurú? Hacerlo depende de usted, no puede salvarle un gurú. Ésa es exactamente la actitud budista, que no se debe aceptar la autoridad. Después de leer toda esta discusión en su libro El despertar de la inteligencia, escribí que el Buda también ha dicho estas cosas y las resumí en dos líneas del Dhammapada: usted tiene que esforzarse, los budas sólo enseñan. Esto se encuentra en el Dhammapada que usted leyó hace mucho tiempo, cuando era joven
- Otra cosa muy importante es el énfasis que usted pone en el darse cuenta o el estado de alerta mental. Esto es algo de extrema importancia en las enseñanzas del Buda: el estar atentos. Yo mismo me quedé sorprendido cuando leí en el Mahaparinibbanasutra un discurso que trata del último mes de su vida, que dondequiera que se detuviera y le hablara a sus discípulos siempre decía: estén atentos, cultiven la atención, la alerta mental. Se denomina la presencia del alerta mental. Éste también es un punto de mucha importancia en sus enseñanzas, que practico y tengo en gran estima.
- Luego otra cosa interesante es su continuo hincapié en la transitoriedad. Esto es algo fundamental en las enseñanzas del Buda: que todo es transitorio, que no hay nada permanente. Y en el libro Liberarse del pasado usted ha dicho que el percibir que nada es permanente es de suma importancia, pues sólo entonces la mente es libre. Eso está en completo acuerdo con las Cuatro Nobles Verdades del Buda
- Hay otro punto que muestra cómo sus enseñanzas y las del Buda concuerdan. Creo que en Liberarse del pasado, usted afirma que el control y la disciplina externa no son el camino a seguir, ni tampoco tiene ningún valor la vida no disciplinada. Cuando leí esto anoté en el margen: un brahmán le preguntó al Buda, ¿cómo ha alcanzado usted estas alturas espirituales, por medio de qué preceptos, de qué disciplina, de qué conocimientos? El Buda le contestó: no mediante el conocimiento, ni la disciplina, ni los preceptos, ni tampoco sin ellos. Eso es lo importante, no con estas cosas, pero tampoco sin ellas. Es exactamente lo que dice usted. Usted condena el sometimiento a una disciplina, pero sin disciplina la vida no vale nada. Así es exactamente en el budismo zen. No hay budismo zen; zen es budismo. En zen, el sometimiento a la disciplina es visto como apego, y eso es muy censurado, sin embargo, no hay secta budista alguna en el mundo en la que se ponga tanto énfasis en la disciplina.
- Tenemos muchas otras cosas de que hablar, pero para empezar quiero decir que existe una concordancia básica respecto a estos temas y no hay conflicto entre usted y el Buda. Claro que, como usted mismo dice, usted no es budista.
- K: no, señor.