Publio Virgilio Marón nació el 15 de octubre del año 70 a.C., en Andes, un pueblecito próximo a Mantua. Su padre era un humilde campesino. Virgilio estudió en profundidad las literaturas griega y romana, además de retórica y filosofía, en Cremona, Mediolanum (hoy Milán), Roma y Nápoles. Gracias a la protección del político romano Cayo Mecenas, Virgilio se vio libre de preocupaciones económicas y pudo entregarse plenamente al estudio y a la literatura. Pasó la mayor parte de su vida en Nápoles y Nola, y entre sus amigos más íntimos figuran su protector y mecenas, Octavio, que más tarde se convertiría en el emperador Augusto, y muchos eminentes poetas, como Horacio y Lucio Vario Rufo. En el año 19 a.C. emprendió un viaje por Grecia y Asia, con la intención de revisar su obra maestra, la Eneida, prácticamente terminada para entonces, y dedicar el resto de su vida al estudio de la filosofía. En Atenas, se reunió con Augusto y regresó con él a Italia. Virgilio enfermó antes de embarcar y murió poco después de su llegada a Brindes (hoy Brindisi). En su lecho de muerte, Virgilio ordenó a Augusto que destruyera la Eneida; sin embargo, el poema fue revisado y publicado por Vario Rufo y Plotio Tuca.
SELECCIÓN DE FRASES:
‘La fortuna favorece a los valientes’.
‘El tiempo de vivir es para todos breve e irreparable’.
‘¡Cómo pasamos entre mentidos [engaño, esperanza] gozos la suprema noche!’.
‘¿Es tan grande desventura morir?’.
‘El destino se abre sus rutas’.
‘Si no puedo persuadir a los dioses del cielo, moveré a los de los infiernos’.
‘El tiempo se va para no volver’.
‘El tiempo huye irreparablemente’.
‘Yo escribí estos versos, otro se llevó los honores
así vosotros no nidificáis para vosotros mismos, pájaros,
así vosotras no lleváis la lana para vosotras mismas, ovejas,
así vosotros no hacéis miel para vosotras mismas, abejas,
así vosotros no lleváis el arado para vosotros mismos, bueyes’.
‘No confíes mucho en los colores (en la belleza)’.
‘El amor conquista todas las cosas; démosle paso al amor’.
‘Pueden los que creen que pueden’.
‘La única salvación para los vencidos es no esperar salvación alguna’.
‘Nuestra raza es resistente por su linaje’.
‘De los tiempos, el que más corre es el alegre’.
‘Dichosos los hombres de campo, que sí conocen la felicidad’.
‘Los dioses ayudan a los hombres que se ayudan a sí mismos, y esto es mediante el trabajo’.
‘Mantua me engendró; los calabreses me llevaron; hoy me tiene Parténope (Nápoles). Canté a los pastos, a los campos, a los caudillos’. Epitafio.