‘El justo actúa no desatendiendo su propio interés;
El religioso actúa para reproducir su propio interés’.
‘Sin risas el tao no sería lo que es’.
‘Si el Tao [camino, vía, enseñanza] se pierde, queda la virtud;
Si la virtud se pierde queda la amabilidad;
Si la amabilidad se pierde, queda la justicia;
Si la justicia se pierde, queda la religión’.
‘La religión es el fin de la virtud y la honestidad,
El comienzo de la confusión;
La Fe es una esperanza o miedo muy colorida,
El origen de la estupidez’.
LAS CUATRO VIRTUDES DE LAO TSÉ. Quienes quieran conocer la verdad del universo, deben practicar las cuatro virtudes cardinales:
- La primera es la reverencia por toda vida; ésta se manifiesta como amor incondicional y respeto por uno mismo y por todos los demás seres.
- La segunda es la sinceridad natural; ésta se manifiesta como honradez, simplicidad y lealtad.
- La tercera es la mansedumbre; ésta se manifiesta como bondad, consideración por los demás y sensibilidad hacia la verdad espiritual.
- La cuarta es actitud de ayuda, ésta se manifiesta como servicio a los demás sin expectativa de recompensa.
Las cuatro virtudes no constituyen un dogma externo, sino que forman parte de tu naturaleza original. Cuando se practican, originan la sabiduría y evocan las cinco bendiciones: salud, riqueza, felicidad, longevidad y paz.
‘La iluminación viene cuando abandonamos nuestra obstinación y nos hacemos dóciles al obrar del Tao en el mundo que nos rodea’.
‘Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes’.
‘El valor de un acto se juzga por su oportunidad’.
‘El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil’.
‘El que está satisfecho con su parte es rico’.
‘El sabio no enseña con palabras sino con actos’.
‘Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras’.
‘No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás’.
‘Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad’.
‘El que sabe no habla, el que habla no sabe’.
‘Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes’.
‘El sabio no enseña con palabras, sino con actos’.
‘Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida’.
‘El que domina a los otros es fuerte [fortaleza física]; el que se domina a sí mismo es poderoso [poder mental]’.
‘Un viaje de mil millas comienza con el primer paso’.
‘Observa todo lo blanco que hay en torno tuyo, pero recuerda todo lo negro que existe’.
‘Entre los animales; los pájaros vuelan; los peces nadan y las bestias corren. Los que corren pueden ser detenidos por una trampa; los que nadan pueden ser detenidos por una red; y los que vuelan pueden ser detenidos por una flecha. Pero luego está el Dragón; no sé cómo viaja bajo el agua ni cómo recorre la tierra; no sé cómo cabalga en el viento ni cómo surca los cielos. Al Dragón nadie puede detenerlo. Hoy he visto a Lao-Tse y puedo decir que he visto al Dragón’. Confucio.
‘Tanto en el brahmanismo como en el budismo y el taoísmo, la finalidad fundamental de la religión no es la creencia correcta, sino la acción correcta’. E. Fromm.
‘En la filosofía de Lao-tsé… La gravedad es la raíz de la liviandad; la quietud es la rectora del movimiento’. E. Fromm.
Una noche, envuelto en su capa, Lao-Tse intentaba huir del palacio real, cuando un humilde guardia lo descubrió, –¡Gran filósofo!- le dijo. Siento que desees abandonarnos y no daré la alarma respetando tu sabia voluntad, pero te ruego que permanezcas aún aquí el tiempo justo para escribir un libro que me pueda iluminar y guiar cuando tú estés lejos. Lao-Tse, conmovido la petición de aquel hombre humilde, escribió en pocas horas un volumen y se lo entregó; después, emprendió el camino que conducía a las montañas y ya nadie supo más de él.