Charles-Dickens

Charles John Huffam Dickens, fue un famoso novelista inglés, uno de los más conocidos de la literatura universal, y el principal de la era victoriana. Supo manejar con maestría el género narrativo, con humor e ironía, y una aguda y álgida crítica social. En su obra destacan las descripciones de gente y lugares, tanto reales como imaginarios. Utilizó en ocasiones el pseudónimo Boz.

Sus novelas y relatos cortos gozaron de gran popularidad durante su vida, y aún hoy se editan y adaptan para el cine habitualmente. Dickens escribió novelas por entregas, el formato que usó en aquella época fue la ficción, por la sencilla razón de que no todo el mundo poseía los recursos económicos necesarios para comprar un libro. Cada nueva entrega de sus historias era esperada con gran entusiasmo por sus lectores, nacionales e internacionales. Fue y sigue siendo admirado como un influyente literario por escritores de todo el mundo.

 

SELECCIÓN DE FRASES:

‘Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender’.

‘Cuando lo hayas encontrado, anótalo’.

‘Cuanto más engorda uno, más prudente se vuelve. Prudencia y barriga son dos cosas que crecen simultáneamente’.

‘Donde millones de hombres se arredraron, allí empieza tú a trabajar’.

‘El perro es, generalmente, un animal que jamás se venga del castigo que le aplica su amo’

‘Érase el mejor de los tiempos y el más detestable de los tiempos; […] la primavera de la [esperanza] y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos y nada poseíamos’ (en referencia a los tiempos de la Revolución francesa).

‘El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico’.

‘El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta’.

‘El número de malhechores no autoriza el crimen’.

‘Hay siempre en el alma humana una pasión por ir a la caza de algo’.

‘Hay grandes hombres que hacen a todos los demás sentirse pequeños. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes’.

‘He aquí una regla fundamental en los negocios: hazlo a los demás, puesto que ellos te lo harán a ti’.

‘Hay hombres que parecen tener sólo una idea y es una lástima que sea equivocada’.

‘No fracasa en este mundo quien le haga a otro más llevadera su carga’.

‘Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra que a veces cubre y mancilla nuestro endurecido corazón’.

‘Un día gastado en otros no es gastado en uno mismo’.

‘Nada es tan fuerte y seguro en una emergencia de la vida como la simple verdad’.

‘La caridad empieza en nuestra casa y la justicia en casa del vecino’.

‘Si no hubiera malas personas, no habría buenos abogados’.

‘Abre los pulmones, lava el semblante, ejercita los ojos y suaviza el temperamento; así que llora’.

‘El dolor de la separación no es nada comparado con la alegría de reunirse de nuevo’.