Sus pensamientos y actividades son ahora individualistas, estrechos, es ‘su’ trabajo, ‘su’ logro, ‘su’ país, ‘su’ creencia, incluso ‘su’ Dios. Usted está separado, y su estructura social se basa, entonces, en la afirmación propia, la cual causa inenarrable desdicha y destrucción; podrá afirmar que somos todos uno pero, de hecho, sus actividades cotidianas son separativas, individualistas, competitivas, crueles, y conducen finalmente a la guerra y al infortunio (15).
Los recursos de la acumulación son sutiles; la acumulación es afirmación propia, tal como lo es la imitación (15).
Todos nos ubicamos en distintos niveles y estamos cayendo continuamente de esas alturas. Lo que nos avergüenza son las caídas. El amor propio es la causa de nuestra vergüenza, de nuestra caída. Es ese amor propio lo que debe ser comprendido y no la caída. Si no hay un pedestal sobre el que se haya colocado, ¿cómo puede producirse caída alguna? (5).