La puerta de entrada a la conciencia comienza en el ver qué es lo que nos ocurre, de dónde proceden nuestras respuestas, la fuente y motivación de nuestras acciones, la manera en que buscamos respuestas a nuestros problemas más urgentes, a nuestras obsesiones e interrogantes. Uno observa este sistema interno de valores, de creencias, ideas y conceptos, de anhelos, ansiedades, deseos y experiencias, a medida que se despliegan; observa la manera como el sistema psíquico absorbe los acontecimientos y responde a los retos de cada día. Estos retos son tanto personales como no personales. No sólo experimentamos la naturaleza de la mente en un nivel personal, sino que también la vemos como una vasta estructura que abarca milenios de experiencia humana sobre la tierra y contiene elementos del arcaico panorama tribal del mundo, así como del sumamente complejo mapa mundial contemporáneo.
La percepción alerta respecto de un abatimiento o de un mal humor, cuando se condensa desde las tinieblas del inconsciente, disuelve el mal humor, el estado de ánimo.
Vivir una vida arraigada en la percepción alerta y la atención añade una dimensión nueva a la calidad del diario vivir, a la percepción y a la comunicación.
Autora: Sunanda Patwardhan.