OVILLEJOS
¿Quién menoscaba mis bienes?
¡Desdenes!
¿Y quién aumenta mis duelos?
¡Los celos!
¿Y quién prueba mi paciencia?
¡Ausencia!
De este modo en mi dolencia
ningún remedio me alcanza,
Pues me mata la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.
¿Quién me causa dolor?
¡Amor!
¿Y quién mi gloria repuna?
¡Fortuna!
¿Y quién consiente mi duelo?
¡El cielo!
De este modo yo recelo
morir deste mal extraño
pues se aúnan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.
¿Y quién mejorará mi suerte?
¡La muerte!
Y el bien de amor, ¿quién lo alcanza?
¡Mudanza!
Y sus males, ¿quién los cura?
¡Locura!
Dese modo no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.
AL TÚMULO DEL REY FELIPE II EN SEVILLA
Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla,
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla,
Roma triunfante en ánimo y nobleza!
Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria, donde vive eternamente.
Esto oyó un valentón y dijo: “Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado,
Y el que dijere lo contrario, miente.”
Y luego, incontinente [de forma impulsiva],
caló el chapeo [sombrero], requirió [examinar una cosa con autoridad] la espada
miró al soslayo [oblicuamente], fuese y no hubo nada.
DIÁLOGO ENTRE BABIECA Y ROCINANTE
¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
Porque nunca se come, y se trabaja.
Pues ¿qué es de la cebada y de la paja?
No me deja mi amo ni un bocado.
Andá, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Quereislo ver? Miraldo enamorado.
¿Es necedad amar?
No es gran prudencia.
Metafísico estáis.
Es que no como.
Quejaos del escudero.
No es bastante.
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante.
SU PROPÓSITO AL ESCRIBIR EL QUIJOTE NO ERA OTRO QUE CONSEGUIR QUE
el melancólico se mueva a la risa
el risueño la acreciente,
el simple no se enfade,
el discreto se admire de la invención,
el grave no la desprecie
ni el prudente deje de alabarla
‘La alabanza propia envilece’.
‘De gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe’.
‘Las honestas palabras dan indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe’.
‘La buena y verdadera amistad no puede ni debe ser sospechosa de nada’.
‘No hay amor perdido entre nosotros’.
‘El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no se debe quejar sí se pasa’.
‘La pluma es la lengua de la mente’.
‘Un buen arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades del alma’.
‘Cuando una puerta se cierra, otra se abre’.
‘El retirarse no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza’.
‘Un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus hechos’.
‘La abundancia de las cosas, aunque sean buenas, hace que no se estimen, y la carestía, aun de las malas, se estima en algo’.
‘La libertad es uno de los más preciados dones que a los hombres dieran los cielos’.
‘El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho’.
‘La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio ancho y espacioso’.
‘No hay en la tierra, conforme a mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida’.
‘No sea siempre riguroso ni siempre blando y escoge el medio entre estos dos extremos; que en ello esta el punto de la discreción’.
‘Contra el callar no hay castigo ni respuesta’.
‘Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, por entre los sollozos e importunidades del pobre’.
‘Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo’.
‘Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia’.
‘Al que has de castigar con obras, no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones’.
‘Que la virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos’.
‘Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias’.
‘La pluma es lengua del alma: cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos’.
‘Come poco y cena menos, que la salud en todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago’.
‘Los males que no tienen fuerza para acabar la vida, no han de tenerla para acabar la paciencia’.
‘Todos los vicios, Sancho, traen un no se qué de deleite consigo: que el de la envidia no trae sino disgustos. rencores y rabias’.
‘Los deseos se alimentan de esperanzas’.
‘De altos espíritus es apreciar las cosas altas’.
‘Tanto más se escudriñan las faltas de un impreso, cuanto mayor es la fama de quien lo compuso’.
‘Esta que llaman fortuna es una mujer borracha y antojadiza y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quién derriba ni a quien ensalza’.
‘Es bueno mandar aunque sea un hato de ganado’.
‘La grandeza del rey resplandece más en el misericordioso que justiciero’.
‘No hay libro tan malo que no tenga algo bueno’.
‘Es mejor ser loado de los pocos sabios que burlado de los muchos necios’.
‘La misericordia brilla más que la justicia’.
‘La verdadera nobleza consiste en la virtud’.
‘Por la calle del ya voy, se va a la casa del nunca’.
‘Cada uno es hijo de sus obras’.
‘Nada hay más pequeño que un grande dominado por el orgullo’.
‘Es tan ligera la lengua como el pensamiento, que si son malas las preñeces de los pensamientos, las empeoran los partos de la lengua’.
‘Mis pensamientos corrieron a una distracción’.
‘Se moderado con tu sueño; que el que no madruga con el sol, no goza del día’.
‘Tanto vales cuanto tienes, y tanto tienes cuanto vales. Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una abuela mía, que son el tener y el no tener’.
‘Yo que tanto trabajo y me desvelo por parecer que tengo de poeta la gracia que no quiso darme el cielo’.
‘El retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza’.
‘Pudor es un encanto que duplica los encantos de la hermosura’.
‘Habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala’.
‘No desees y serás el hombre más rico del mundo’.
‘Las sentencias cortas se derivan de una gran experiencia’.
‘Cada uno es artífice de su ventura’.
‘El sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos.
‘¿No sabes tú que no es valentía la temeridad?’
‘La diligencia es madre de la buenaventura’.
‘El valor reside en el término medio entre la cobardía y la temeridad’.
‘Más vale vergüenza en cara que mancilla en el corazón’.
‘Bien predica quien bien vive’.
‘El pobre está inhabilitado de poder mostrar la virtud de liberalidad con ninguno, aunque en sumo grado la posea.
‘El agradecimiento que sólo consiste en el deseo, es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras’.
‘Entre los pobres pueden durar las amistades, porque la igualdad de la fortuna sirve de eslabón a los corazones; pero entre los ricos y los pobres no puede haber amistad duradera’.
‘El amor antojadizo no busca cualidades, sino hermosuras’.
‘El amor es deseo de belleza’.
‘El amor junta los cetros con los cayados; la grandeza con la bajeza; hace posible lo imposible; iguala diferentes estados y viene a ser poderoso como la muerte’.
‘El amor nunca hizo ningún cobarde’.
‘El amor y la afición con facilidad ciegan los ojos del entendimiento’.
‘El mayor contrario que el amor tiene es el hambre y la continua necesidad’.
‘Nunca fue desdichado amor que fue conocido’.
‘Los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo que a tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta’.
‘¡Celos, cuchillo de las más firmes esperanzas!’.
‘¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!’.
‘Más vale buena esperanza que ruin posesión’.
‘Opinión fue de no sé qué sabio, que no había en todo el mundo una sola mujer buena, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella buena es la suya, y así viviría contento’.
‘El que esta para morir siempre suele hablar verdades’.
‘No hay candados, guardas ni cerraduras que mejor guarden a una doncella que las del recato propio’.
‘Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo’.
‘No hay más alta virtud que la prudencia’.
‘Siempre la melancolía fue de la muerte apariencia’.
‘No hay que tener envidia a lo tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda, y la virtud se adquiere y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale’.
‘En el arte de la marinería más sabe el más simple marinero, que el mayor letrado del mundo’.
‘En los casos arduos y dificultosos, en un mismo punto han de andar el consejo y la obra.