Interdependencia afectiva: constantemente lanzamos y recibimos mensajes emocionales de demanda de atención, ternura, alejamiento, espacio; mensajes que trasmiten angustia o necesidad de cercanía. La satisfacción de nuestra demanda va a depender de que haya una persona sensible que la capte y le dé respuesta. Nos necesitamos unos a otros: en el terreno emocional nadie es autosuficiente. Nos hacemos personas coexistiendo con los demás.
VENTAJAS DE MANTENER RELACIONES SANAS CON LOS DEMÁS:
- Favorecer la construcción de un modelo autónomo de persona.
- Respetar la forma de ser propia y única de cada persona.
- Fomentar la construcción de la confianza en uno mismo y en el propio criterio e intuición.
- Desdramatizar los errores, que pasan a ser parte del camino del aprendizaje, e integrarlos para que lo aprendido sea aplicable en el presente y futuro.
- Prevenir reacciones agresivas, dado que no pontificamos ni hacemos bandera de nuestras ideas y forma de ver el mundo.
- Fomentar una comunicación más abierta y flexible, que permita incorporar visiones alternativas y complementarias a las nuestras.
LOS SIETE PRINCIPIOS DE LA GESTIÓN ECOLÓGICA DE LAS RELACIONES:
- Autonomía personal: ayúdate a ti mismo y todos te ayudarán (Nietzsche). Si queremos relacionarnos de forma sana con otras personas, es esencial trabajar para llegar a ser lo mejor que podemos ser, creciendo y luchando por nuestro proyecto de vida. Sólo si somos capaces de ayudarnos encontraremos ayuda, porque respetaremos a los demás y no los ahogaremos con nuestras demandas excesivas.
- Prevención de dependencias: no hagas por los demás aquello que ellos pueden hacer por sí mismos. Si no aplicamos este principio, promovemos relaciones de dependencia, en las cuales una de las personas cede el control y la otra lo asume. Es importante aprender a respetar el crecimiento propio de cada persona, de forma que ella asuma el control de su vida.
- Bumerán o correspondencia: todo lo que haces a los demás también te lo haces a ti mismo (Erich Fromm). Si nuestra construcción personal tiene lugar a partir de nuestra interacción con los demás, queda claro que aquello que sembremos en nuestras relaciones personales acabará volviendo a nosotros. Recibimos lo que damos. La sabiduría popular lo dice claro: ‘de lo que se siembra se recoge’.
- Reconocimiento de la individualidad y la diferencia: no hagas a los demás aquello que quieres para ti, pueden tener gustos diferentes (George Bernard Shaw). Deducimos que si algo es bueno para nosotros también lo debe ser para el otro. Pero ¿y si antes de decidir por otro preguntamos? ¿Y si nos detenemos a pensar quién es y qué necesita? Este principio pide poner en práctica la empatía. Aprender a captar qué siente y piensa nuestro interlocutor, estar atentos, escuchar de forma activa y preguntar.
- Moralidad natural: no hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti. Es un principio moral básico muy arraigado en el ser humano: todo lo negativo que emitimos acabará rebotando contra nosotros. En el pecado está la penitencia.
- Autoaplicación previa: no podrás dar a los demás aquello que no eres capaz de darte a ti mismo. No puede escuchar quien no se escucha, no puede tranquilizar ni dar paz quien no es capaz de encontrarla en sí mismo, no puede trasmitir afecto a otro quien no se estima y valora. Cuidar de uno mismo es una de las principales responsabilidades del adulto sano y maduro. Significa crear el mejor entorno para el desarrollo de sus potenciales humanos.
- Limpieza relacional: tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones que son ficticias e insanas. A veces, construimos relaciones basadas más en lo que imaginamos que en la realidad.