P: ¿cuál es la naturaleza del terreno [la mente] que requiere ser preparado a fin de que pueda recibir aquello que no tiene límites [la realidad o la verdad]?
Krishnamurti: ¿está usted preparando el terreno del cerebro, de la mente, para recibirlo?
P: comprendo su pregunta. Pero a eso no puedo contestar ni sí ni no.
K: entonces, ¿por qué llamarle energía e introducir la palabra ‘terreno’? Prepárese, trabaje en ello. Vivimos una vida de contradicción, conflicto, desdicha. Yo quiero descubrir si el sufrimiento puede terminar -la totalidad del sufrimiento humano- e investigar la naturaleza de la compasión.
S: ¿hay algún modo de vivir en el que la compasión forme también parte de la preparación del terreno? ¿Por qué formula usted esta pregunta, por qué necesita uno preparar el terreno?
K: yo digo que mientras usted tenga un motivo para preparar ese terreno a fin de recibir aquella energía, nunca la recibirá.
S: ¿cuál es el motivo, señor? Es la totalidad de la prisión. Ver la totalidad de la prisión y preguntar si existe alguna otra salida de esto, ¿es un motivo? Entonces, uno queda atrapado en un círculo vicioso, está en una trampa.
K: no, usted no ha escuchado. Yo vivo una vida de tortura, desdicha, confusión. Ese es mi sentimiento básico; ¿puede esto terminar? No hay un motivo.
S: aquí no hay motivo. Pero usted también formula una pregunta más.
K: no, yo no tengo más preguntas, sólo esa primera pregunta. ¿Puede todo ese proceso terminar? Únicamente entonces puedo responder a las otras preguntas, que tienen un significado inmenso.
P: ¿cuál es la naturaleza del terreno de la mente humana que tiene que ser preparada para recibir lo otro? Usted me dice que ésa también es una pregunta errónea. Dice: ‘estoy en conflicto, sufro y veo que una vida de conflicto y sufrimiento no tiene fin’.
K: eso es todo. Si esto no puede terminar, entonces las otras preguntas y la investigación y el querer despertar lo otro para aniquilar esto, constituyen un proceso equivocado. Es pedir que un agente externo venga y ponga orden en la casa. Yo digo que en el proceso de ordenar la casa, esta casa, hay muchísimas cosas que van a ocurrir. Usted tendrá clarividencia, los llamados ‘siddhis’ o poderes, etc. Todas esas cosas van a suceder. Pero si usted queda atrapada en ellas, no podrá proseguir más adelante. Si no queda atrapada en ellas, los cielos están abiertos para usted. ¿Usted pregunta, Pupul, si hay un terreno que deba ser preparado, no con el fin de recibir aquello, sino que simplemente el terreno tiene que ser preparado? Prepárelo, trabaje en eso, limpie la casa tan completamente que no quede en ella ni un vestigio de escape. Después sí, podemos preguntar cuál es el estado del que todos estamos hablando. Si usted está haciendo eso, preparando el terreno, trabajando sin desmayo en la terminación del sufrimiento, si está trabajando en ello y viene y dice que hay algo que se conoce como el poder del kundalini [energía cósmica individualizada], entonces estoy dispuesto a escuchar.
A: señor, mi objeción anterior obedece al hecho de que en el texto Pradipika del hatha yoga [yoga psicofisiológico], nosotros declaramos que esta investigación del kundalini se hace para fortalecerle a uno en su búsqueda.
K: por el amor de Dios, Achyutji, ¿está trabajando para poner orden en la casa?
A: indudablemente.
K: entonces, ¿cuál es la pregunta? ¿Si existe una energía no mecánica, una energía infinita que se renueva a sí misma? Yo digo que existe. Sin ninguna duda. Pero no es lo que usted llama kundalini. El cuerpo debe ser sensible. Si uno está trabajando, poniendo la casa en orden, el cuerpo se vuelve muy sensible. El cuerpo tiene entonces su propia inteligencia, no la inteligencia que la mente le impone al cuerpo. Por lo tanto, el cuerpo se torna extraordinariamente sensible, no sensible a sus propios deseos o necesidades, sino que se vuelve sensible per se. Yo cuestiono a la gente que habla de despertar el kundalini. Esas personas no han trabajado en lo otro pero dicen que han despertado el kundalini. Por lo tanto, pongo en duda su capacidad, su verdad. No soy contrario a ellos, sino que estoy cuestionando el hecho. Un hombre que come carne, que desea publicidad, que desea esto y aquello y dice que su kundalini está despierto (…), yo digo que eso es un disparate. Tiene que haber una limpieza de esta casa todo el tiempo. Entonces Pupul pregunta: ‘¿podemos hablar de la energía que yo siento debe existir?’, no teóricamente, sino que ella ha tenido una vislumbre, el sentimiento de esa energía, una energía que es infinita; y viene K y dice que sí, que una cosa así existe. Hay una energía que se está renovando a sí misma todo el tiempo y, por tanto, no tiene fin. Es un movimiento eterno. Yo digo que existe. ¿Qué valor tiene eso para el que escucha? Yo digo ‘sí’ y usted me escucha. Y yo me pregunto qué valor tiene eso para usted. ¿Se dejará estar en eso y no pondrá en orden la casa?
P: eso quiere decir, señor, que para la persona que inquiere, lo esencial es la preparación del terreno, que significa la terminación del sufrimiento.
K: es la única tarea. Ninguna otra. Esa es la cosa más sagrada; por lo tanto, uno no puede invitarla. Y todos ustedes la están invitando. Poner en orden la casa requiere una disciplina tremenda, no la disciplina del control, de la represión y la obediencia. Esa disciplina exige, en sí misma, una atención extraordinaria. Cuando ustedes prestan atención completa, verán que tiene lugar una cosa totalmente diferente, una clase de energía en la cual no existe repetición alguna, una energía que no está yendo y viniendo, no es como si uno la tuviera un día y un mes después ya no la tuviera. Ello implica mantener la mente por completo vacía. ¿Puede usted hacer eso? ¿Puede la mente mantenerse vacía [libre de condicionamiento]? Entonces existe esa energía. Usted ni siquiera tiene que pedirla. Cuando hay espacio, la mente está vacía y, por tanto, llena de energía. Así, al limpiar la casa, al terminar con las cosas que contiene, con el sufrimiento, ¿puede la mente hallarse por completo vacía, sin ningún motivo, sin ningún deseo? Cuando uno está trabajando en esto, manteniendo la casa limpia, las otras cosas llegan naturalmente. No es usted quien está preparando el terreno para ello (75).