Cuando uno rechaza la autoridad y busca liberarse de ella, no está sino buscando la antítesis; mientras que la verdadera libertad, el estado mental inteligente y despierto, está más allá de los opuestos (14).
Ustedes no desean ser libres. Se engañan a sí mismos con palabras. La libertad implica inteligencia, inteligencia para no explotar, sino para ser compasivos y generosos, para no aceptar autoridad alguna como una forma de seguridad (15).
La inteligencia trae libertad, que no es libertinaje ni desorden. Sin esta inteligencia no puede haber virtud; la virtud es libertad y, cuando somos libres, la realidad revela su existencia (16).
La libertad requiere inteligencia, y la inteligencia no es algo que podamos cultivar diligentemente. Es algo que puede ser experimentado de manera directa en la relación, no a través de una pantalla, la pantalla de lo que uno piensa que debería ser la relación (16).
La libertad implica no la negación de lo conocido sino la comprensión de lo conocido; esa comprensión da origen a una inteligencia que es la esencia misma de la libertad (58).