¿Hace usted un esfuerzo para descubrir la causa de la alegría? Si lo hace, la alegría deja de existir y sólo existen los recuerdos de ésta y los hábitos. La alegría es espontánea, no se la busca ni se la invita, y cuando la mente la analiza para cultivarla o recobrarla, eso ya no es alegría (14).
No puede haber felicidad ni alegría ni bienaventuranza, a menos que haya una renovación creativa; y ésta no puede ocurrir si la mente está proyectándose todo el tiempo hacia el futuro, hacia el mañana, hacia el segundo siguiente (66).
¿Puede la alegría de ayer repetirse hoy? El deseo de repetición surge sólo cuando no hay alegría hoy; cuando el hoy está vacío, miramos hacia el pasado o hacia el futuro. El deseo de repetición es el deseo de continuidad, y en la continuidad no existe jamás lo nuevo [si no existe lo nuevo lo viejo -es decir el condicionamiento- continúa]. Hay felicidad, no en el pasado o en el futuro, sino sólo en el movimiento del presente (46).