Estar interesado es ser creativo, y esto es felicidad. Esta concentración del interés adviene naturalmente cuando hay percepción alerta (14).
A través de la constante, lúcida percepción alerta, el pensamiento se torna naturalmente creativo y silencioso (14).
Esté alerta sin optar, o sea, sin condenar, justificar ni buscar; entonces existe la más elevada forma del pensar: el pensar creativo. Eso es creación, es lo real (15).
Hay creatividad cuando la mente, que es el pensamiento, comprendiendo su propia insuficiencia, su propia pobreza, su propio aislamiento, llega a su fin. Al percibirse a sí misma, termina consigo misma, entonces llega, sutil y rápidamente, aquello que es creativo, inconmensurable. Poner fin al proceso del pensamiento es estar pasivamente alerta a nuestra propia insuficiencia, a nuestra propia pobreza interna, a nuestra vacuidad, sin luchar contra ella; sólo entonces adviene aquello que no es producto de la mente. Y lo que no es producto de la mente, es creatividad (16).