Hay múltiples formas de poder, no es solamente la adquisición de posiciones y riquezas. El deseo mismo de ser algo o alguien, es una forma de poder que genera aislamiento y, por ende, conflicto (16).
Deseamos poder. No nos contentamos con ser como la nada; nos arrebata el deseo de estimulantes externos, de exhibición externa, porque internamente estamos vacíos; y eso es lo que nos atemoriza. En consecuencia, acumulamos posesiones, ya sea de ideas o de cosas (16).
Las búsquedas de poder, posición, autoridad, ambición y todo lo demás son los aspectos del ego en todas sus distintas modalidades (25).
¿Qué queremos significar con la palabra poder? Ser poderoso es dominar, subyugar, reprimir, sentirse superior, ser eficiente, etc. Consciente o inconscientemente, el asceta tanto como la persona mundana, sienten y luchan por este poder. El poder es una de las expresiones más completas del ego, tanto si es el poder del conocimiento como el poder sobre sí mismo, el poder mundano como el poder de la abstinencia (46).
El poder que otorga la riqueza es un impedimento para la comprensión de la realidad, como lo es también el poder del talento y la capacidad. Esta forma particular de confianza es obviamente una actividad del ‘yo’ (46).
Toda sensación de poder, de dominación, da fuerza al ‘yo’, al ‘mi’ y a lo ‘mío’ (46).
Siendo insuficientes en nosotros mismos, vacíos, procedemos a llenar ese vacío con una sensación de posesión, de poder, de posición, o con conocimientos, agradables ideologías, etc.; y lo llenamos con las cosas de la mente. Este proceso de llenar, de escapar, de llegar a ser algo, tanto si es consciente como en caso contrario, es la red del ‘yo’; es el ego, la entidad que se ha identificado con una ideología, con la reforma, con cierta norma de acción (67).