La mente encuentra seguridad en los hábitos al decir ‘mi familia, mis hijos, mi casa, mis muebles’ (61).
La mente cae en el hábito porque es el modo más fácil de vivir, es fácil vivir mecánicamente. En lo sexual y en cualquier otro aspecto de la vida es fácil vivir de esa manera. Así puedo vivir una vida sin empeñarme en nada, sin cambiar, porque en ello encuentro completa seguridad. En el hábito no hay examen alguno, no hay búsqueda, no hay interrogantes. La mente que desea estar a salvo, segura, sin cambios, una mente así vive dentro de patrones (70).
Caemos en los hábitos psicológicos o rutinas porque pensamos que es el modo más cómodo de vivir y cuando uno observa detenidamente aun los hábitos que se forman en la relación, sea personal o de otra clase, ve que hay cierta cualidad de indolencia, negligencia y descuido. Todo esto da un falso sentimiento de intimidad, de seguridad, y fácilmente se deriva en crueldad. Existe un verdadero peligro en el hábito: el hábito de fumar, la acción que se repite, el empleo de ciertas palabras, pensamientos o modos de comportarse. Esto vuelve la mente por completo insensible, y el proceso degenerativo tiene por objeto encontrar alguna forma de seguridad ilusoria, como una nación, una creencia o ideal al cual aferrarse. Todos estos factores son muy destructivos para la seguridad real (52).
Cuando digo: ‘me gustaría ser un gran hombre’ me siento atrapado porque en ese hábito encuentro seguridad, y voy tras ésta (65).
Krishnamurti: la mente vive dentro de hábitos. ¿Se siente más segura con los hábitos? Interlocutor: sí. K: vaya despacio, ¿eso qué significa? Funcionando en el campo de lo conocido la mente se siente segura. Lo conocido es hábito. I: aún así, todavía decimos que no nos sentimos seguros. K: porque lo conocido puede cambiar, o puede sernos quitado, o algo puede agregársele. Pero la mente funciona siempre en el campo de lo conocido porque ahí se siente segura. Por lo tanto, lo conocido es el hábito, lo conocido es el conocimiento, o sea, el conocimiento de la ciencia, de la tecnología, y el conocimiento de mis propias experiencias. Y en eso hay un hábito mecánico (45).
Los seres humanos son, en su mayoría bastante indolentes, quieren más bien vivir en sus viejos patrones, en sus hábitos peculiares de pensamiento; rechazan cualquier cosa que sea nueva, porque piensan que es mucho mejor vivir con lo conocido antes que con lo desconocido. En lo conocido están a salvo -al menos piensan que están a salvo, seguros- y, en consecuencia, continúan repitiéndose, trabajando y luchando dentro del campo de lo conocido (74).