Debemos descubrir en primer lugar si nuestros pensamientos y sentimientos son el resultado del mero hábito, de las tradiciones y del seguimiento de ideales y principios. Casi todos nosotros, si de verdad reflexionamos sobre esto sincera e inteligentemente, veremos que, por lo común, nuestros pensamientos y sentimientos brotan desde diversos patrones estandarizados, ya sea que se trate de ideales o de principios (14).
Como nuestras vidas son, en su mayoría, una cuestión de estados de ánimo y poses, posamos de acuerdo con nuestro estado de ánimo, lo cual es una contradicción. Cuando el estado de ánimo desaparece, somos lo que somos (66).
Hay un sentimiento, que es un hecho, y la mente [condicionada, la mente confusa] aborda este hecho con un término, con una opinión, con un juicio, con una actitud condenatoria, que son cosas muertas. Son cosas muertas, carecen de valor, son sólo el recuerdo que actúa sobre el hecho. La mente aborda el hecho con un recuerdo muerto, y por lo tanto el hecho no puede actuar sobre la mente. Pero si la mente sólo observa el hecho sin evaluar, sin juzgar, sin condenación, aceptación o identificación, entonces hallaréis que el hecho mismo tiene una extraordinaria vitalidad, porque es nuevo (19).
El conflicto destruye la sensibilidad, destruye la pasión, la intensidad; y sin pasión, sin intensidad, no podéis ir hasta el fin mismo de ningún sentimiento, de ningún pensamiento ni acción (34).
El contacto emocional con el hecho tiene una acción propia. Sabéis que, si lleváis largo tiempo conduciendo un coche, os adormecéis y decís: ‘tengo que despertar’, pero seguís conduciendo. Y entonces, más tarde, cuando pasáis peligrosamente cerca de otro coche, hay repentinamente un inmediato contacto emocional, y al punto despertáis y os desviáis a un lado para descansar un poco (34).
Me pregunto si jamás hemos experimentado de hecho el temor [observarlo], no el sentimiento que surge antes o después de un acontecimiento (34).
Usted ha sido lastimado y no quiere serlo nunca más, de modo que ofrece resistencia. ¿Qué es lo que hará?, sabiendo que eso impide el afecto, el amor, toda forma de cooperación, de comunicación, de relación. ¿Qué es lo que hará con eso? (45).
Cuando uno observa un sentimiento, ese sentimiento llega a su fin. Pero aun cuando llegue a su fin, si hay un observador, un espectador, un censor, un pensador [la dualidad del yo] que permanece aparte del sentimiento, sigue habiendo una contradicción. Es entonces, muy importante comprender cómo miramos un sentimiento (42).
¿Cómo surgen las emociones? Muy simple. Surgen por obra de los estímulos, por la acción de los nervios. Usted me clava un alfiler y salto; me lisonjea y estoy encantado; me insulta y eso no me gusta. Las emociones surgen a través de nuestros sentidos. Y casi todos funcionamos a base de nuestra emoción de placer (42).
Nuestro sentimiento siempre es a favor o en contra de algo; no es como un fuego que arde claro, sin humo (67).