AFECTO
El culto del intelecto no puede aportar una solución a nuestras desdichas; sólo el afecto, el amor, pueden traer felicidad al hombre (15).
Cuando uno ama a una persona, ama a otras, el corazón es afectuoso con todos. Entonces, uno se halla en un estado sensible, dúctil. Pero nosotros no tenemos ese afecto cordial, esa ductilidad; vivimos de palabras, nos alimentamos de palabras (16).
Un hombre en conflicto no puede amar. Un hombre ambicioso carece en absoluto de amor. ¿Cómo podría amar? Se halla en conflicto, se siente frustrado, desea realizarse; todo le impulsa hacia eso. Por lo tanto, no hay belleza, no hay afecto ni ternura (32).
El afecto y el amor son las únicas cosas que tienen consistencia, profundidad, una fuerza inmensa. Ustedes carecen de afecto, porque si lo tuvieran se revelaría en sus rostros, en el caminar, en las cosas que hacen y dicen. Puesto que no lo tienen, ¿cómo lo despertamos? El afecto o el amor no es algo romántico, no es una reacción (17).
Ustedes pueden tener hijos, pueden tener una hermosa casa, un automóvil y esas cosas, pero sin afecto la vida es como una flor que carece de perfume. Es parte de la educación, dar con este afecto en el que existe un júbilo inmenso; y únicamente desde este afecto puede surgir el amor. Para la mayoría de nosotros el afecto es un sentimiento posesivo. Donde hay celos, envidia, ello engendra crueldad, engendra odio. El amor sólo puede existir y florecer cuando no hay odio, ni envidia, ni ambición. Sin amor la vida es como la tierra estéril, es árida, dura, brutal. Pero desde el momento que hay afecto, ella es como la tierra que florece en belleza con el agua, con la lluvia. Uno debe aprender todo esto cuando es muy joven, no cuando ya es viejo, porque entonces es demasiado tarde. Entonces ustedes se convierten en prisioneros de la sociedad, del ambiente, del marido, la esposa, la oficina. Descubran por sí mismos si pueden obrar con afecto (33).
APEGO
Cuando el trabajo que hacemos llega a ser nuestra auténtica expresión, y cuando ya no existe el deseo de aferrarnos, a causa del temor, a creencias, tradiciones, ideales y religiones, entonces se manifiesta la exquisita realidad del amor. Donde hay amor, no hay sentido de posesión; el apego indica una frustración profunda (13).
Es obvio que una mente que es envidiosa, ambiciosa, egocéntrica, no puede ver la plenitud de la belleza; no puede saber lo que es el amor. Puede uno estar casado, puede tener hijos, tener casas y perpetuar el propio nombre; pero una mente que es envidiosa y ambiciosa no puede conocer el amor. Conocerá el sentimiento, el emocionalismo, el apego; pero el apego no es el amor (34).
Puede uno estar casado, vivir con una familia y amar sin apego. Pero eso es increíblemente arduo; eso requiere vigilar todo el tiempo (34).
¿Por qué se apega uno a algo, a la propiedad, a una idea, a una ideología, a una persona, a un símbolo, a un concepto que es llamado ‘Dios’? Si uno no comprende plenamente la significación del apego, jamás podrá descubrir la verdad del amor. ¿Acaso la base del apego no es el temor de quedarse solo, de estar aislado, el temor al vacío, la sensación de la propia insuficiencia interna? Nos apegamos a la gente, a las ideas, a los símbolos o a los conceptos, porque pensamos que en ellos hay seguridad ¿Hay seguridad en alguna relación con otro? ¿Hay seguridad -que realmente es la esencia del apego- en la esposa de uno, o en el marido? Y si uno busca la seguridad en la esposa, en el marido, etc., ¿qué es entonces lo que ocurre? Uno posee, legalmente o ilegalmente. Y donde hay posesión tiene que haber miedo a la pérdida, por lo tanto, hay celos, odio, divorcio y todas esas cosas (35).
Donde hay apego, no hay amor. A causa de que usted no sabe cómo amar, depende, y entonces hay temor (36).
APRENDER
El amor no es cosa que pueda aprenderse: adviene cuando ‘uno’, el problema, deja de existir (15).
E: el aprender y el amor, ¿están separados o están relacionados, señor? K: ¿usted sabe qué significa amar y sabe qué significa aprender? ¿Puedo ayudarle? Están relacionados porque ambos requieren una actividad no mecánica. El aprender mientras estoy actuando no es mecánico. Pero en el amor que se torna mecánico no existe el aprender. El amor que contiene ambición, conflicto, codicia, envidia, celos, ira, no es amor. Cuando no hay ambición, ni celos, entonces hay un principio muy activo. Entonces el amor es siempre nuevo, se está renovando a sí mismo permanentemente. Existe en ambos, en el aprender y en el amar, un movimiento de frescura, un movimiento que es espontáneo, que no está sujeto a las circunstancias. Es un movimiento libre. Así es que hay una tenue y delicada relación entre ambos. Pero para aprender y amar tiene que haber mucho afecto. Cuando hay atención, existe una gran similitud en ambos, y esto no es una mera conclusión. De modo que si está atento, atento a lo que piensa, de esa atención surge el afecto, y entonces usted aprende (33).
Uno ha de aprender qué es el amor; aprender, no acumular lo que otros han dicho acerca del amor, ¡qué horror! Uno ha de aprender, ha de observar. El amor no es para ser cultivado por el pensamiento; el amor es algo por completo diferente (37).
CELOS
Es el anhelo en la relación, no el amor, el que da origen a la incertidumbre, y esta incertidumbre engendra el afán de poseer, los celos, el temor (14).
Un hombre que ama no es celoso. Los celos son del cerebro, pero el amor no es del cerebro; y donde hay amor no hay dominación (16).
Cuando en la relación con su esposa hay afán posesivo, celos, temor, constantes riñas, dominación y afirmación personal, ¿llama usted amor a eso? Cuando usa a alguien para su conveniencia sexual o de cualquier otra forma, ¿llama a eso amor? Obviamente, no lo es. O sea, donde hay celos, donde hay miedo, afán posesivo, no hay amor. Usted podrá llamarlo amor, pero eso no es amor. Por cierto, el amor no admite disputas, celos (16).
Tal vez cuando comprendamos el significado y la estructura del placer tenga entonces un sentido muy distinto el amor, un sentido en el que no haya celos ni afán de posesión o de dominio (38).
La comprensión de lo que es amor significa la negación de aquello que no lo es. Los celos, la ambición, la codicia, la actividad egocéntrica, todo eso, evidentemente, no es amor (39).
El amor que contiene ambición, conflicto, codicia, envidia, celos, ira, no es amor. Cuando no hay ambición, ni celos, entonces hay un principio muy activo. Entonces el amor es siempre nuevo, se está renovando a sí mismo permanentemente (33).
CULTIVAR
El amor no es cosa que pueda ser cultivada; surge a la existencia de manera instantánea y directa, cuando no se halla impedido de hacerlo por las cosas de la mente (16).
El cultivo del corazón no es un proceso de la mente. La mente no puede cultivar el corazón, pero cuando comprendemos el proceso de la mente, surge a la existencia el amor. El amor no es una mera palabra. La palabra no es la cosa. La palabra amor no es amor. Cuando usamos esa palabra y tratamos de cultivar el amor, eso es tan sólo un proceso de la mente. El amor no puede cultivarse, pero cuando nos damos cuenta de que la palabra no es la cosa, entonces la mente con sus leyes y regulaciones, con sus derechos y deberes, deja de interferir (16).
No podéis cultivar la virtud, lo mismo que no podéis cultivar el amor. Pero, cuando hay atención completa, hay también virtud y amor (40).
Nosotros creemos que el amor puede obtenerse, cultivarse. El amor no es algo para cultivarse; o existe o no existe. Si no existe, miren ese hecho, permanezcan con él, dense cuenta de que el corazón de ustedes carece de amor, por lo cual se convierte en una máquina insensible, vulgar, grosera, que sólo se interesa en el sexo y en el placer (41).
El amor no puede cultivarse. El amor no puede dividirse en divino y físico; sólo es amor -no se trata de que usted ame a una sola persona o a muchas. Es absurdo preguntar: ‘¿ama usted a todos?’. Vea, a una flor que tiene perfume no le preocupa quién viene a aspirarlo o quién la desdeña. Así es el amor. El amor no es un recuerdo. No es cosa de la mente o del intelecto. Adviene naturalmente como la compasión, cuando todo este problema de la existencia -miedo, codicia, envidia, desesperación, esperanza- ha sido comprendido y resuelto. Un hombre ambicioso no puede amar. Un hombre apegado a su familia no ama. Tampoco los celos tienen algo que ver con el amor. Cuando usted dice: ‘amo a mi esposa’, en realidad no es eso lo que quiere decir, porque al instante siguiente está celoso de ella. El amor implica gran libertad -que no es hacer lo que a uno le plazca. Pero el amor llega tan sólo cuando la mente está muy quieta, no interesada ni centrada en sí misma. Estos no son ideales. Si en usted no hay amor, haga lo que haga, ir tras todos los dioses de la Tierra, desarrollar todas las actividades sociales, tratar de reformar la pobreza, dedicarse a la política, escribir libros, poemas, etc., aunque haga todo eso, es un ser humano muerto. Sin amor, los problemas aumentarán, se multiplicarán interminablemente. Y con amor, cualquier cosa que haga, no hay riesgo alguno, no hay conflicto. El amor es, entonces, la esencia de la virtud (42).
No se puede pensar acerca del amor, ni tampoco podemos cultivarlo ni practicarlo. La práctica del amor, la práctica de la fraternidad, sigue estando dentro del campo de la mente y, por lo tanto, no es amor. Cuando todo esto ha cesado, entonces surge el amor, entonces conoceréis qué es amar. Entonces el amor ya no es cuantitativo sino cualitativo. No decís que amáis al mundo entero; sino que, cuando sabéis amar a uno, sabéis amar a todos. Como no sabemos a amar a uno, nuestro amor a la humanidad es ficticio. Cuando amáis, no hay uno ni muchos: hay sólo amor (43).
¿Podéis encontrar el amor buscándolo? No se puede cultivar el amor. Sólo se encuentra el amor en la vida de relación, no fuera de ella (43).
Autor: Elías Real Otsoa.