El poder es una espada de doble filo.
El poder del ego busca controlar y dominar
El poder del mago es el poder del amor
El asiento del poder está en el yo interior
El ego nos persigue como una sombra oscura.
Su poder intoxica y crea adicción, pero finalmente
destruye.
El choque eterno del poder termina en la unidad.
La tristeza se apoderó de Arturo al acercarse el momento de abandonar a Merlín. Tenía casi quince años y rara vez había departido con otras personas. “¿Estás triste por ir a vivir entre ellos?”, preguntó Merlín. “Después de todo, perteneces a su especie”.
Arturo apartó la mirada. “Estoy triste, pero ésa no es la razón”.
“Entonces, ¿cuál es?”.
“Deseo preguntarte algo pero no sé cómo, o si debería hacerlo”.
“Hazlo”.
Había duda en los ojos del muchacho. “No es acerca de ninguna de tus lecciones. Más que nada, deseo saber… eso es si quisieras decírmelo…”. Calló, incapaz de proseguir.
“¿Tal vez deseas saber cómo es estar enamorado?”.
Arturo asintió, feliz de verse salvado por la intuición de Merlín. El viejo mago reflexionó unos momentos y dijo: “Ante todo, no te avergüences, porque en realidad has tocado un tema verdaderamente importante. Hay algo acerca del amor que no es posible expresar con palabras, pero ven conmigo”.
Merlín condujo a Arturo a un claro del bosque donde brillaba el Sol del medio día. Merlín hizo aparecer una vela encendida, la cual sostuvo frente al Sol. “¿Puedes ver si está encendida o no?”, preguntó.
“No”, dijo Arturo. La luz del Sol era tan brillante que impedía ver la llama de la vela.
“Pero mira”, dijo Merlín. Arrimó una bola de algodón a la llama, y ésta se prendió inmediatamente.
“¿Qué tiene eso que ver con el amor?”, preguntó el muchacho. Merlín no respondió. Se limitó a exprimir dos gotas del jugo de una genciana silvestre sobre los dedos del muchacho. “Prueba”, le ordenó.
Arturo hizo un gesto. “Es muy amargo”.
Merlín lo llevo a un lago y le ordenó que se lavara las manos. “Ahora prueba el agua”, le dijo. “¿Hay algún rastro del sabor amargo?”.
“No”, admitió Arturo. “¿Pero qué tiene esto que ver con el amor?”. Tampoco esta vez respondió Merlín sino que se adentró más en el bosque. “Siéntate y quédate quieto”, le dijo suavemente al muchacho. Arturo obedeció. Tras un momento, un ratón se aventuró a campo abierto; una sombra se proyectó sobre él, pero antes de que pudiera moverse, cayó presa en las garras de un águila, la cual remontó el vuelo hasta su nido en los peñascos.
Desconcertado, Arturo dijo: “Pero dijiste que me enseñarías sobre el amor. ¿Qué tienen que ver con él todas las cosas que me has mostrado?”.
“Escucha”, dijo el maestro. “Al igual que la llama que se toma invisible ante el Sol, tu ego se disolverá en medio de la fuerza abrumadora del amor. Como el sabor amargo que desaparece una vez diluido en el lago, la amargura de tu vida será tan dulce como las aguas más frescas cuando se mezclen con el amor. Y al igual que la presa devorada por el águila, tu importancia parecerá un punto minúsculo en el ojo del amor que te devora”.
Para Comprender la Lección.
El poder del amor es el poder de la pureza. La palabra amor se utiliza de muchas maneras, pero para el mago es sagrada, porque para él, amor es “aquello que disuelve todas las impurezas, dejando sólo lo verdadero y real”. “Mientras temas, no podrás amar de verdad”, advirtió Merlín. “Mientras sientas ira, no podrás amar verdaderamente. Mientras sientas el egoísmo del ego, no podrás sentir verdadero amor”.
“Entonces, ¿cómo podré amar?”, preguntó Arturo, sabiendo que el temor, la ira y el egoísmo eran cosas que experimentaba con bastante frecuencia.
“Ah, ése es el misterio”, replicó Merlín. “Por impuro que seas, el amor te buscará y trabajará en ti hasta que puedas amar”.
El amor busca la impureza a fin de deshacerla. No existe una persona sin amor; solamente hay personas que no pueden sentir la fuerza del amor. Invisible y siempre presente el amor es más que una emoción o un sentimiento; es más que placer o incluso éxtasis. Tal como lo ven los magos, el amor es el aire que respiramos, es la circulación en cada célula. El amor lo impregna todo a partir de su fuente universal. Es el culmen del poder porque, sin necesidad de fuerza, el amor lo atrae todo hacia sí. Incluso en el sufrimiento, el poder del amor continúa su trabajo, lejos de la vista del ego y de la mente. Comparadas con el amor, todas las demás formas de poder son débiles.
“¿Eres tan poderoso como un rey?”, preguntó Arturo a Merlín.
“¿Por qué crees que un rey pueda tener poder alguno?”, preguntó Merlín a su vez. “El rey recibe su poder de sus súbditos, los cuales se pueden rebelar en cualquier momento y arrebatárselo. Por esa razón todos los reyes viven atemorizados; saben que todo lo que poseen realmente es prestado. El siervo más pobre del país es más rico que el rey, hasta que entrega su poder y se inclina ante él”.
El verdadero poder es interior. Poder ver el mundo a la luz del amor, la cual sólo puede venir de adentro, es vivir sin temor, en una paz imperturbable.
El amor tiene muchos secretos que escapan a la atención de la gente. A fin de recibir amor, primero hay que darlo. Para aseguramos que otra persona nos ame incondicionalmente primero debemos eliminar todas las condiciones. Para aprender a amar a otro primero debemos amamos a nosotros mismos. Muchas de estas cosas parecen obvias. Sin embargo, ¿por qué no actuamos de conformidad?
La respuesta del mago es que debemos desenterrar el amor, quitarle todas las capas de ira, temor y egoísmo que lo tapan con si fueran manos de pintura vieja. Para lograr una vida plena de amor debemos purificar nuestra vida. No existe una forma correcta o incorrecta de aproximarnos al amor. “Una persona que busca desesperadamente el amor”, decía Merlín, me recuerda al pez que busca desesperadamente el agua”.
La vida puede parecer muy carente de amor, pero es sólo el ojo de quien percibe, no el mundo “allá afuera”, el que priva a una persona del amor.
El primer paso para lograr el amor como un aspecto completo, inalterable de la vida, consiste en redefinir aquello que llamamos amor en este momento. La mayoría de nosotros pensamos que el amor es una atracción hacia otra persona, una fuerza cálida que nos hace sentir importantes para otro, un placer y un deleite, o un sentimiento o emoción muy poderosa. Aunque el amor está presente en todas esas definiciones, el mago diría que en el mejor de los casos éstas son parciales.
“El amor, como ustedes los mortales lo definen, está condenado a desvanecerse y perecer”, decía Merlín. “Lo que ustedes llaman amor va y viene. Pasa de un objeto de deseo a otro. Se convierte prontamente en odio si el deseo no se cumple. El verdadero amor no puede cambiar, no tiene nada que ver con un objeto y no puede transformarse en otra emoción, puesto que, para comenzar, no es una emoción”.
Si descartamos todos los tipos falsos o superficiales de amor, ¿qué nos queda? Podemos vislumbrar la respuesta cuando comenzamos a aceptamos a nosotros mismos. Puesto que es una fuerza interior, el amor se percibe primero adentro, dirigido hacia nosotros mismos.
“Los mortales viven ansiosos, inquietos y angustiados con el amor”, dijo Merlín. “Si no pueden poseer al objeto de su amor, sienten que van a morir. Pero el amor no puede producir inquietud, no el verdadero amor, porque éste nunca busca salir. El ser amado más deseado es una extensión de ti mismo. El amor que piensas obtener de otra persona saca a flote una limitación de tu propia consciencia. Para un mago, todas las formas de amor provienen del yo”.
“Eso suena en extremo egoísta”, objetó Arturo.
«Confundes el yo con el ego, cuando en realidad el yo es espíritu”, replicó Merlín. “El egoísmo viene del ego, el cual siempre desea poseer, controlar y dominar. Cuando el ego dice: ‘Te amo porque eres mío’, está haciendo un planteamiento de dominio y posesión, no de amor. Quienes han aprendido a amar realmente, se han deshecho primero del egoísmo. Sólo entonces comienza una experiencia completamente diferente”.
“¿Y cómo es esa experiencia?”, preguntó Arturo. “¿La conoceré algún día?”.
“Un día, cuando hayas superado esta fiebre de ansiedad, verás una pequeña luz en tu corazón. Al principio será apenas una chispa, después la llama de una vela y finalmente una hoguera gigantesca. Entonces despertarás y la llama devorará al Sol, a la Luna y a las estrellas. En ese momento no habrá otra cosa que amor en el cosmos, aunque todo estará aún dentro de tu propio corazón”.
Autor: Deepak Chopra