I: en el caso del dolor físico, ¿no debemos acudir a un médico?
Krishnamurti:
Por supuesto, si tengo un dolor de muelas, voy al dentista. Si tenéis alguna dolencia física, ¿no iréis al médico? ¿No somos bastante superficiales cuando hacemos semejante pregunta? No estamos hablando sólo del dolor físico sino también del sufrimiento psicológico, de todas las torturas mentales por las que uno pasa por causa de alguna idea, de alguna creencia, de alguna persona, y nos estamos preguntando si es posible estar totalmente libre del dolor interno. Señor, el organismo físico es una máquina y se desarregla, y tenéis que hacer lo mejor que podáis y seguir adelante con él; pero uno puede cuidar de que el organismo mecánico no interfiera con la mente, que no la pervierta, que no la desvíe, y que permanezca sano a pesar de la enfermedad física. Y nuestra pregunta es si la mente, que es la fuente de toda lucidez, así como de todo conflicto, desdicha y dolor, puede estar libre de éste, no contaminada por nuestras dolencias físicas y todo lo demás.
Al fin y al cabo, vamos envejeciendo cada día, pero seguramente es posible mantener la mente joven, fresca, inocente, no abrumada por la enorme carga de la experiencia, de los conocimientos, de la desdicha. Creo que una mente joven, inocente, es absolutamente necesaria si quiere uno descubrir lo que es verdad, si hay Dios, o como queráis llamarlo. Una mente vieja [condicionada, confusa], una mente torturada, llena de sufrimiento, jamás puede hallarlo. Y es absurdo convertir el dolor en algo necesario, algo que eventualmente os llevará al cielo. En el cristianismo se exalta el sufrimiento como un camino hacia la iluminación. Tiene uno que estar libre del sufrimiento, de la oscuridad; sólo entonces puede existir la luz.